viernes, 22 de febrero de 2013

Orlas basadas en hojas y acantos


Sigo muy ocupado y utilizo el lápiz y el papel como evasión o como encuentro, depende de cómo se mire. Cuando el estrés aprieta necesito relajarme, hacer un paréntesis, descargar tensiones. 
Un método que a mí me sirve es dibujar. Ir siguiendo la línea, perseguir el trazo, borrar, corregir, tirar lo hecho a la papelera y empezar de nuevo con la idea ya más perfilada. Las veces que haga falta.
Me dedico, entonces, a hacer trabajos cortos, preparaciones para otros mas complejos. 
Como dibujar orlas y dejarlas listas para cuando las necesite. 
El método es sencillo. Reviso mis archivos en busca de algún ejemplo que me guste, luego elijo un tema y lo modifico a mi gusto (mi imaginación nunca alcanzará la de cientos de profesionales a lo largo de siglos).
De las tres siguientes, la primera está basada en uno de los márgenes de Das Narrenschiff  (La nave de los locos), un libro antiguo del que ya he hablado en alguna ocasión y que puede descargarse de la página web de la Biblioteca Digital Mundial.
Las otras dos están basadas en unos grabados del Oceanica Llaffis de Fernando el Católico de 1494 (no recuerdo cómo ni dónde las conseguí, simplemente las conservo).

En esta última he modificado un ligeramente unos apuntes de hojas de acanto que tenía, los he combinado sobre una base de círculos, y aquí está el resultado. 

Lo utilizaré pronto para complementar otro dibujo, de un caracol, que realicé hace mucho tiempo y que también espera en la carpeta de posibles y futuros.

Ferdinandus. d.s.

sábado, 2 de febrero de 2013

Stultorum infinitus est numerus


La humanidad se encuentra —y sobre esto el acuerdo es unánime— en un estado deplorable. Ahora bien, no se trata de ninguna novedad. Si uno se atreve a mirar hacia atrás, se da cuenta de que siempre ha estado en una situación deplorable.  (...)
La Primera Ley Fundamental de la estupidez humana afirma sin ambigüedad que “Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo”. (...)
Los autores del Antiguo Testamento eran conscientes de la existencia de la Primera Ley Fundamental, y la parafrasearon al afirmar que “stultorum infinitus est numerus” (...)
Fragmentos de Carlo M. Cipolla.— Las leyes fundamentales de la estupidez humana.

1. Uno de los textos más inteligentes que se pueden leer es el que cito. Y práctico para orientar nuestras vidas... en el supuesto de que no seamos de los que pueblan el infinito número de los necios.
    Desde que la conocí, tuve ganas de caligrafiar esta frase.

2. Hace unos meses descubrí una “S” mayúscula que me maravilló, y decidí usarla como inicial, aunque retocada en sus proporciones para adecuarla a mi gusto por las proporciones geométricas. Esta inicial original puede verse, en su contexto caligráfico original, en:
Y así es como me ha quedado a mí, no tan maravillosa, pero ahora ya un poco mía.

3. Luego la cosa se complicó (soy especialista en esto) porque empecé a buscar la referencia bíblica concreta y me percaté de que las traducciones autorizadas por la jerarquía católica a partir del Concilio Vaticano II dejan algo que desear comparadas con las clásicas Vulgatas de San Jerónimo. Si alguien está interesando en el tema —es muy didáctico— le aconsejo que visite  http://www.uv.es/~ivorra/documentos/Stultorum.html
   Eso me permitió comprobar que la frase citada por Cipolla no era sino el fragmento final de una más completa, que puede encontrarse en Eclesiastés, 1, 15: 
Perversi difficile corriguntur et stultorum infinitus est numerus.
(Los malvados difícilmente se corrigen, y es infinito el número de los necios),
Y esta es la que decidí caligrafiar finalmente. El problema era que la inicial ya no era la “S”, sino la “P”. 
Para solucionarlo, lo que he hecho es modificar el final de la filigrana inferior izquierda de la S central y convertirlo en esa P que necesitaba, lo que obligaba a una parte del texto a estar en un ángulo de 90º respecto a la otra. 
Aproveché para encajarlo siguiendo las diagonales y el resultado es el que puede verse.

Por cierto, me pareció interesante ver cómo quedarían las letras con un ligero relieve y brillo, para lo cual, cuando acabé el trabajo, me entretuve en superponer una capa de barniz en todas las letras con un pincel del 00. Dado que este barniz es muy espeso, ha sido una tarea ingrata, pero el resultado no me desagrada. Intentaré mejorarlo en otra ocasión.

Ferdinandus, d.s.