lunes, 30 de julio de 2012

P de Paolo. Caligrafía en relieve (II)


Lo bueno de estar aprendiendo es que es fácil equivocarse... y no importa demasiado si con ello se entienden mejor las cosas.
La C de hace unos días me gustó. No porque fuera nada especial, sino porque me abría un camino nuevo e interesante. Así que era cuestión de tiempo que acometiera otro proyecto, o mejor dicho, la primera parte de otro proyecto. Fue esta P mayúscula que sirve de marco al nombre Paolo, que es como llamo cariñosamente a uno de mis hermanos, Pablo.
En principio, como buen principiante, intenté subir demasiado alto. Realicé un diseño complicado y florido y con muchos espacios para salvar y guardar; si las cosas no se intentan ¿cómo saber dónde está el límite en cada momento?

Y por si fuera poco, intenté innovar. Me pregunté ¿por qué no trabajar con el positivo en vez de con el negativo? Me parecía más sencillo, más práctico y me preguntaba cómo es que a nadie se le había ocurrido antes.

Ahora sé la razón. Se le ha ocurrido a muchas personas y han comprobado, como yo, que el resultado tiene mucha menos calidad.

Así que pasé al plan B. 
Básicamente el mismo diseño, pero simplificado en los oropeles. Uno de los problemas que había visto en el anterior diseño era la dificultad en las curvas y, sobre todo, en recortar los pequeños círculos. Las soluciones han sido dos: utilizar unas simples plantillas de curvas para perfilar el diseño y recortar y, para los círculos, utilizar un “sacabocados” que habíamos comprado hace tiempo para hacer agujeros para la encuadernación japonesa.
Después de tenerlo todo trazado y marcado, cuando comencé a recortar lo primero que hice fue destinar una bolsa de plástico para guardar todas las pequeñas partes y evitar que se perdiera alguna.
Después, marqué un negativo en un papel vegetal y me dediqué a pegar ordenadamente las diferentes partes con cola blanca. Luego lo metí entre folios y servilletas de papel y lo prensé con la prensa casera que nos hicimos para encuadernar.

Finalmente, con los buriles del número 2 y 7 lo fui marcando. Por cierto, he echado de menos como mínimo uno más con una bola de tamaño intermedio. Intentaré conseguirlo para el próximo trabajo.

Por cierto, disculpas por la regla puesta al revés al escanearlo.
Y estos son los utensilios que he usado para este trabajo. 
Ferdinandus, d.s.

jueves, 26 de julio de 2012

Coincidencias y ensayos


Hay una cosa para cada momento, y un momento para cada cosa. 
Hace meses, mientras aprendíamos los rudimentos de la encuadernación, pensamos en hacer algo en relieve en la portada de un cuaderno. Y ahí quedó. 
En junio, es su blog, Jane Farr (gracias, Jane) mostraba cómo hacer caligrafía en relieve de una forma sencilla (puede seguirse en: 
http://janefarr.blogspot.com.es/2012/06/200th-flourish-friday-and-embossing.html  y me planteé retomar la idea. Así que a finales de junio me compré dos buriles (acocadores  parece ser el nombre técnico correcto) y los dejé a la espera.
Ayer mi hija mayor se marchó a un campo de trabajo y estaremos sin ella, por primera vez, una buena temporada. Y al mismo tiempo tenía que hacer una tediosa copia de seguridad completa porque quiero instalar el nuevo sistema operativo en el ordenador.
El resultado de todo ello fue la prueba que ahora adjunto.
Y así fue el proceso (bueno, antes hubo un intento fallido, al pretender usar cartón algo más grueso):
1. Diseño a lápiz sobre una cartulina (la C central es la inicial de su nombre). Busqué un diseño que no tuviera “huecos” que rellenar después, de forma que quedar todo en una pieza. Un problema fue su tamaño, un poco pequeño para hacer los cortes siendo esta mi primera vez.


2. Tras recortar con un bisturí (no tenía un cúter tan fino) puse una hoja granate detrás para comprobar qué retoques había que hacer.
3. Luego lo pegué con unos trozos de celo a un papel cebolla (tenía uno de color naranja), y lo coloqué sobre un cartón.
4. Y después, con un simple papel de carta un poco grueso y tramado, hice la prueba. No utilicé un buril de bola, sino uno con forma de espátula curvada, concretamente el REIG 2)
5. Para finalizar (y después de hacer pruebas previas para que el texto no quedara ni largo ni corto) caligrafié un texto y esbocé unas florecillas azules. Luego pensé que quizás sobraban, pero fue así como quedó. La plumilla es una ECRIL-SPAN nº 6 ¿?

Ferdinandus, d.s.

miércoles, 18 de julio de 2012

As Above, So Below. Como arriba es abajo



La frase se atribuye a Hermes Trimegistro, el mítico sabio y esotérico que supuestamente inventó de la alquimia.
A mí me ha llegado, acompañando a un árbol de estética primitiva y de una cita sobre supuestas prácticas chamánicas, en un e-mail de un viejo amigo, Ramón R.


Tenía que hacer algunas pruebas, así que lo he tomado como referencia, he modificado el diseño —he suavizado y redondeado las ramas del árbol— he colocado la frase en un pergamino enrollado, caligrafiado el texto y ahora adjunto el resultado final (incluidos un par de errores que he corregido como he podido).
He usado un papel Canson (Mi Teintes) con algo de textura, y el texto y el árbol los he realizado con nogalina disuelta; el color rojo es acuarela líquida.
Ferdinandus, d.s.

sábado, 14 de julio de 2012

Nudos celtas sencillos / Simple Celtic Knots. II


Los iluminadores antiguos no se limitaban a diseños tan sencillos. Y los contemporáneos, algunos de los cuales los viven con auténtica pasión, los han ido complicando hasta niveles increíbles... de forma que no es fácil ser original en este tipo de decoraciones.
Así que me pregunté ¿y si lo intentas con algo diferente? y anoche, sentado frente a mi mesa mientras disfrutaba de la brisa que entraba desde la terraza tras un día caluroso, me oferté como respuesta un par de horas realmente entretenidas.
Pero empecemos por el principio. Siendo muy joven, y gracias a un amigo colombiano, me aficioné al tangram, un juego chino en el que, combinando sus siete piezas —un cuadrado, cinco triángulos y un rombo con unas proporciones muy precisas— hay que “dibujar” una serie de cosas, desde un pato o un gato sentado a un cuadrado. El juego consiste en “ver”, observando el modelo, cómo colocar las piezas para conseguir reproducirlo. Y no siempre es sencillo.


Pues bien, anoche descubrí con los nudos celtas una especie de nuevo tangram; pero esta vez debía descubrir cómo situar la estructura de puntos implícita en cada una de estas decoraciones. Y me pareció más complicado que el tangram, pero también más creativo.
Tomé un par de diseños que los que tengo archivados (la referencia original es: http://bibliodyssey.blogspot.com.es/2009/07/celtic-designs.html, un blog fantástico) y me concentré hasta deducir dónde estaban los puntos de orientación. Luego, ir desarrollando los dibujos —aunque con algunos errores— me resultó realmente estimulante.
Adjunto los originales y las soluciones que encontré. 


Tengo algunos con los que ni siquiera me atrevo a intentarlo. De momento trato únicamente de ir aprendiendo, practicando, descubriendo ... y esperando a que quizás alguien me explique una nueva forma de simplificar la ejecución.

Ferdinandus, d.s.

viernes, 13 de julio de 2012

Nudos celtas sencillos / Simple Celtic Knots. I


Hace años —Internet era aún algo lejano— un amigo, Sebastià, me desveló el secreto de cómo dibujar los nudos celtas que él hacía.
La historia que me contó, mientras me mostraba la técnica, posiblemente no sea cierta, pero es encantadora y por eso la repito ahora: 
Durante siglos, irlandeses y otros pueblos celtas decoraron sus manuscritos, sus iglesias y sus tumbas con este tipo de adornos. Luego, la imprenta y la industrialización los postergaron. 
Cuando se intentaron recuperar las viejas tradiciones, los primeros calígrafos e iluminadores se limitaron a copiar laboriosamente los enrevesados dibujos hasta que alguien descubrió, en la hoja de una Biblia inacabada, uno de estos dibujos apenas esbozado. Había hallado el cómo
De hecho, aunque al principio puede costar un poco —sobre todo si los diseños son complejos— una vez que se le coge el ritmo se convierte en un ejercicio intermedio entre un trabajo mecánico y un mantra visual
También yo, como en esta historia posiblemente apócrifa, olvidé con el tiempo cómo hacerlos; y ahora, que he descubierto en un viejo cuaderno los apuntes que tomé, he decidido ponerlos en limpio y colgarlos en la Red, para recordarlo cuando lo necesite y por si pueden ser de ayuda para alguien que busque y no tenga un Sebastià cerca.
Ferdinandus, d.s.

miércoles, 11 de julio de 2012

De la caligrafía como lujo (y de su relación con los tomates)


“Para el hambriento, lujo es lo que no puede llevarse a la boca; para el sin techo, una casa o un cobijo; para el enfermo, el dejar de estarlo; para el parado, trabajar; para el acelerado ciudadano, el descanso de un fin de semana en el campo, rodeado de trinos y perfumado por leños ardiendo... En definitiva, lujo es todo aquello que consigue su gloria a través de la vulneración de lo habitual y lo cotidiano” 
Antonio Luis Aduriz (ecochef y fundador del restaurante Mugaritz, clasificado en el puesto número 3 del ranking mundial de la lista del S. Pellegrino de 2011)

Normalmente yo los libros no los leo; los devoro. Pero éste no. Lo ha escrito un amigo, y publicita —aunque no lo anuncie— el movimiento Slow. Así que, siendo consecuente, he esperado hasta tener tiempo libre, y aún ahora, que lo tengo, no leo más de unas cuantas páginas de vez en cuando, disfrutando las palabras que Tomás puso a sus pensamientos. 
El libro se titula El huerto curativo, y tiene un subtítulo que subyuga: Una guía para plantar tomates y cosechar felicidad
Para mí no es un libro de recetas ni de consejos prácticos de horticultura —aunque los tiene— sino un tratado amable, apoyado en la actividad hortelana, sobre esa forma de filosofía que muestra caminos hacia el goce vital. 
Leyéndolo, en la página 76, he encontrado la frase de Aduriz que encabeza este post. Me ha servido para darme cuenta de que estoy empezando, al tiempo, a sanar y a hacerme rico, en la medida en que consigo acceso a la calma y al lujo gracias a la caligrafía, que me permite vulnerar, positivamente, lo cotidiano.
Cuando en algunas de mis horas libres me siento a la mesa y tomo el lápiz, los pinceles o las plumillas, no creo que me sienta de forma muy distinta a la de él cuando planta albahaca o recoge un calabacín.

Cocinar, cultivar, hacer caligrafía... ojalá pudiera aprender a hacerlo todo. Con calma, tomándome mi tiempo como se lo toma una paella para estar en su punto o un melón para madurar. Una inicial iluminada y un tomate bien rojo, en el fondo, quizás no estén tan lejos, aunque sólo sea porque, si son el resultado de un trabajo realizado con cariño, ambos son expresiones del lujo al que soñamos acceder... y una forma de cosechar felicidad.
Ferdinandus, d.s.

martes, 10 de julio de 2012

Orlas con motivos naturales. 1. Pluma de urraca.


Suelo fotografiar —y ahora también he comenzado a dibujar— los elementos más variados que encuentro en mis salidas al campo: setas, hojas, insectos, flores y frutos... Siempre me han maravillado las pequeñas cosas, los detalles, la variedad de las formas, la infinidad de colores . 
Ahora quiero empezar a utilizar mis ejercicios de caligrafía, también, como una forma nueva de acercarme a la naturaleza. Necesito aprender a verla de otra manera, intentando captar y fijar algunas de las cosas que llaman mi atención. 
Tengo el convencimiento de que, a medida que lo vaya consiguiendo, iré aumentando mi capacidad de atención en el bosque, disfrutándolo aún más intensamente.
En uno de mis últimos paseos encontré una simple pluma de urraca. Me pareció una obra perfecta en su sencillez. A partir de un dibujo, marcando más o menos la curva de la caña y colocándola en distintos ángulos, he intentado montar diferentes posibilidades para hacer una orla. 


Ferdinandus, d.s.