miércoles, 12 de diciembre de 2018

Felicitación familiar de Navidad, 2018

A veces las cosas no salen como nos las habíamos imaginado —en mi caso, eso pasa siempre— pero lo malo es cuando, con frecuencia, salen peor. Ja ja ja.
En este trabajo, por ejemplo, he de reconocer que la inicial me ha quedado descompensada respecto al texto; debería haberla dibujado más grande, pero me he dado cuenta tarde. En fin, hay que asumir que muchas veces pasan estas cosas... y aceptarlo.
Dejando de lado los errores de diseño, vayamos al texto:
Tras nuestros mejores deseos en latín —siguiendo lo que ya es tradición familiar— la frase que proponemos para reflexionar la escribió Rainer Maria Rilke. En alemán, tal y como la hacemos constar. 
Habe Geduld gegen alles Ungelöste in deinem Herzen und versuche, die Fragen selbst liebzuhaben wie verschlossene Stuben und wie Bücher, die in einer sehr fremden Sprache geschrieben sind. Forsche jetzt nicht nach den Antworten, die dir nicht gegeben werden können, weil du sie nicht leben kannst. Und es handelt sich darum, alles zu leben. Lebe jetzt die Fragen. Vielleicht lebst du dann allmählich, ohne es zu merken, eines Tages in die Antwort hinein.

Para los que ignoramos esta compleja lengua, una traducción un tanto libre: 
Ten paciencia con todo lo que no esté resuelto en tu corazón y trata de observar tus preguntas como habitaciones cerradas o libros escritos en un idioma extraño. No busque respuestas que no se te pueden dar porque aún no puede vivirlas. Y ya que se trata de vivirlo todo, vive en las preguntas ahora. Tal vez un día, sin darte cuenta, te encuentres viviendo en las respuestas.

Demasiadas dudas generará su lectura, me temo: ¿no somos capaces de entender todas las preguntas que nos hacemos?, ¿por qué hay respuestas que no se nos pueden dar ahora?, ¿cómo vivir sólo con interrogantes, sobre todo en tiempos de desazón y cambio? y, sobre todo, ¿cuándo llegará —si es que llega— ese día en que, apenas sin darnos cuenta, viviremos en las respuestas? Demasiada tensión, me temo.
Aunque quizá se trate, sencillamente, de intentar respuestas imposibles a partir de ahora mismo, insistiendo, eso sí, en ese aprender a esperar. 

Y una última pregunta: ¿Es este un mensaje navideño, de deseos de paz y prosperidad? La respuesta —en este caso existe— es que con ese fin lo comunicamos.
Ya que no sólo se trata de vivir nuestras dudas, sino de no olvidar hacerlo con nuestros más próximos porque, finalmente, quizá las diferentes formas de amor no sean más que eso: un compartir dudas y preguntas y arropar —y sentirnos arropados— esperando, acompañados, ese tiempo lleno de respuestas que a lo mejor no llega nunca. Y que posiblemente, según cómo las hayamos vivido, ni siquiera importe.
Y ¿qué mejor momento que estos días para empezar a practicar?

 Feliz Navidad y un 2019 lleno de alegrías en compañía de todos los que amáis.
A nivel de materiales, lo de siempre: papel artesano de Garzapapel con barbas a los cuatro lados, gouaches, acuarelas, tintas y demás. La novedad: el formato de 40 x 20 cm. 

Ferdinandus, d.s. Publicado a caballo entre el segundo y el tercer decanato de Sagitario, el decimosegundo día del mes de diciembre del Anno Dominice Incarnationis MMXVIII.

martes, 4 de diciembre de 2018

Navidad de 2018: Preparando la felicitación familiar. Bocetos

Tras una práctica exhaustiva de inactividad cotidiana, y sin prisas, a mediados de octubre empecé a pensar en la felicitación navideña que solemos enviar, cada año, a familiares y amigos. 
Un apunte histórico: En 1875 Praga es la capital de Bohemia, integrada en el Imperio Austrohúngaro. Un día com hoy, un 4 de diciembre, nació en esa hermosa ciudad el poeta Rainer Maria von Rilke. 
A él le corresponde la autoría de la frase que proponemos, para meditar, este año (debidamente traducida, por supuesto).
A nivel de bocetos, el más trabajado ha sido la H capitular, para la que me he inspirado en una inicial de un antiguo manuscrito de la Universitätsbibliothek de Basel, a la que luego he añadido unas filacterias donde escribir nuestros deseos de felicidad para la navidad y el año nuevo.

Tras el primer boceto, al recolocarlo con el texto comprobé que debía hacer algunos cambios, así que un mes más tarde acababa el segundo y casi definitivo (al ponerla en “limpio” han vuelto a aparecer nuevas necesidades de cambios, nada es definitivo).

En cuanto a la orla bajo el texto, esta año hemos optado por dejar de lado los tradicionales y navideños acebos y muérdagos e ir a algo igualmente invernal, pero más nutritivo: alcachofas y naranjas, dos de nuestros placeres gastronómicos a lo largo de toda la estación que se aproxima. 

En la parte más inferior, como soporte visual y para compensar los márgenes, una orla sencilla que irá en tonos verdes y dorados.


Ferdinandus, d.s. Publicado bajo el segundo decanato de Sagitario, el cuarto día del mes de diciembre del Anno Dominice Incarnationis MMXVIII.