Tras una práctica exhaustiva de inactividad cotidiana, y sin prisas, a mediados de octubre empecé a pensar en la felicitación navideña que solemos enviar, cada año, a familiares y amigos.
Un apunte histórico: En 1875 Praga es la capital de Bohemia, integrada en el Imperio Austrohúngaro. Un día com hoy, un 4 de diciembre, nació en esa hermosa ciudad el poeta Rainer Maria von Rilke.
A él le corresponde la autoría de la frase que proponemos, para meditar, este año (debidamente traducida, por supuesto).
A nivel de bocetos, el más trabajado ha sido la H capitular, para la que me he inspirado en una inicial de un antiguo manuscrito de la Universitätsbibliothek de Basel, a la que luego he añadido unas filacterias donde escribir nuestros deseos de felicidad para la navidad y el año nuevo.
Tras el primer boceto, al recolocarlo con el texto comprobé que debía hacer algunos cambios, así que un mes más tarde acababa el segundo y casi definitivo (al ponerla en “limpio” han vuelto a aparecer nuevas necesidades de cambios, nada es definitivo).
En cuanto a la orla bajo el texto, esta año hemos optado por dejar de lado los tradicionales y navideños acebos y muérdagos e ir a algo igualmente invernal, pero más nutritivo: alcachofas y naranjas, dos de nuestros placeres gastronómicos a lo largo de toda la estación que se aproxima.
En la parte más inferior, como soporte visual y para compensar los márgenes, una orla sencilla que irá en tonos verdes y dorados.
Ferdinandus, d.s. Publicado bajo el segundo decanato de Sagitario, el cuarto día del mes de diciembre del Anno Dominice Incarnationis MMXVIII.
Pues la práctica exhaustiva de la inactividad cotidiana te ha dejado con ganas de meterte en honduras. Con calma, como debe de ser, que estas cosas están reñidas con las prisas.
ResponderEliminarSerá una maravilla, que ya se ve un buen trtabajo preparatorio.
Un abrazo.