viernes, 23 de abril de 2021

One ship sails East, and another West. Rosa de los Vientos familiar.

Empecemos por los versos del poema de Ella Wheeler Wilcox, repetidos aquí, que rodean y dan sentido a la Rosa:


One ship sails East, 

and another West,

By the self-same winds the blow

Is the set of the sails

and not the gales,

that tells the way we go.


Traduzco un poco libremente: 

Un barco navega hacia el Este — y otro hacia el Oeste — pero es el mismo viento el que los empuja — Es el juego de las velas — y no los vientos — quien decide qué camino seguimos.


En julio de 2016 publiqué mi primera Rosa de los vientos, dedicada a mi hija Andrea, que se marchaba a Gante para hacer su Erasmus (http://ferdinandusscripsit.blogspot.com/2016/07/rosa-de-los-vientos-recuperando-los.html). En aquella, el Sol ocupaba el centro y sus rayos eran los indicadores de los puntos cardinales. 

En el Norte estaba situado el Gulden Draak, que corona la Torre Belfort de aquella ciudad, además de darle nombre a una buena marca de cerveza local.

Por cierto, allí aparecía el poema completo de Ellen Wheeler, que ahora ya omito.

Sin embargo, en los bocetos previos (http://ferdinandusscripsit.blogspot.com/2016/07/rosa-de-los-vientos-esbozos-para-andrea.html) había algo que, aunque no lo reflejé en el trabajo definitivo, ahora recupero. 

Pero vayamos al trabajo actual. Esta vez he aprovechado un pergamino —creo que elaborado con piel de cabra que aún tenía en casa, de tamaño algo mayor que un DIN A4. 




En principio, la cara más pulida no me acabó de convencer, así que opté por la otra y, como en la parte inferior derecha presentaba unas rugosidades un poco excesivas, decidí darle un formato cuadrado para evitarlas.



Aunque al final, tras mis habituales cambios sobre la marcha, he aprovechado todo el espacio integrando la filacteria y el monograma con las iniciales de nuestros apellidos, sustituido por un Grifo en el centro de la Rosa.

Materiales: tintas de la serie Calligraphy Ink de Winsor & Newton, Escarlata y Sepia, fantásticas sobre el pergamino, aunque el color sepia quedó un poco más oscuro de lo que me hubiera gustado. También he utilizado acuarela Schmincke (660 y 666) y nogalina casera. 

El problema más importante que he encontrado: hacer los círculos. De entrada, la tinta sepia tuve que diluirla un poco porque, con el tiempo, se había espesado y no corría con facilidad. Después, el compás es “moderno” y tuve que hacer un apaño para colocar la base del tiralíneas en el lugar en que iría un rotulador o un rotring. Y al cerrar, los círculos más pequeños no eran posibles. 

Para finalizar: como suele sucederme a menudo, un error garrafal por dar por buenos, y no revisar a fondo, los bocetos previos. 



Debe ser que últimamente estoy más ensimismado que lo que ya es habitual en mí. Pero bueno, creo que no se nota demasiado. Había pensado en corregirlo, pero quizá no hubiera quedado bien y, además, el error forma parte de la vida, o al menos de la mía. Tanto, que creo que voy a convertirlo en una especie de “firma” visual: el gazapo de cada trabajo.


Ferdinandus, d.s. Finalizada con la Luna en cuarto creciente, el primer día del signo de Tauro del Anno Dominice Incarnationis de MMXXI.


lunes, 19 de abril de 2021

Rosa de los Vientos familiar. Bocetos

 Hace unos años, cuando mi hija Andrea se fue de Erasmus a Gante, le hice una rosa de los vientos. Imagino que, en el fondo de mi corazón de padre, era una forma de desearle que estuviera siempre orientada. 

Este año, aprovechando la proximidad de la primavera, recuperé la idea, pero incluyendo a toda la familia y, por supuesto, a mí, que soy el que más desnortado anda.

A finales de febrero daté mis primeros apuntes para este trabajo. A largo de marzo, fui concluyendo los bocetos, como siempre, después de diversos cambios. 

Dado que el texto que la acompañaba, y la va a acompañar, va de barcos de vela, comencé por un barco y el monograma con las iniciales de nuestros apellidos, T, V y S. 

Mi barco predilecto era coca medieval (hay dos en Barcelona que me encantan, una en el Museo Marítimo y otra a los pies de la imagen de Nuestra Señora en la iglesia Santa María del Mar), pero no cuadraba con los versos del poema, que implican la posibilidad de giro en las velas. Recurrí entonces a una carraca por diversas razones, entre otras porque en la época decían que tenía mal comportamiento en las tormentas (como yo mismo, ja, ja, ja).

Más tarde descubrí entre mis fotos, por casualidad,  una interesante de un velero renacentista coronando uno de los tejados de la Grote Mark de Amberes… pero ya era tarde para cambiar el diseño. Hubiera podido ser un pequeño homenaje a mi esposa; lo dejo para otra ocasión.

Por cierto, en un principio, el monograma iría en el centro de la Rosa y el barco sustituyendo la N que significaba el Norte.

Después preparé el Sol y la Luna, sin muchas dudas, salvo que debía limitar la longitud de los rayos solares para que no desestabilizara demasiado la simetría. Aunque en el boceto el Sol está a la derecha, en el trabajo irá sobre el Este y la Luna sobre el Oeste, en Creciente, aunque su mirada le dé la espalda al Sol.

Por último, en un momento dado, pensé en aprovechar el pergamino, que es rectangular, y olvidarme de la primera idea, que era realizarlo con un formato cuadrado. De esta forma, incluiría nuestros nombres en una filacteria inferior.

Lo cual me llevó a nuevos cambios. Modifiqué ligeramente el monograma e introduje un nuevo elemento: un Grifo, animal mítico muy familiar al ser un cuento de los hermanos Grimm —El Pájaro Grifo— que leía de niño y que les he contado en innumerables ocasiones a mi hijo y mis hijas. 

Y un diseño vegetal que aprovecharía para "rellenar" huecos.


Sería este animal el que ocuparía el centro de la Rosa, pasando el monograma a ocupar el centro de la filacteria.


Ferdinandus, d.s. Finalizados durante el tercer decanato de Aries del Anno Dominice Incarnationis de MMXXI.