jueves, 16 de diciembre de 2021

Felicitación familiar de Navidad, 2021

 Queridas, estimados: 

Feliz Navidad y un 2022 con más alegrías y el deseo de que la pesadilla pandémica acabe o, al menos, aminore.

Los textos:

«Domus Torrijos & Van Schoor desiderat vobis Natale Hilare et Annum Faustum 2022»: El de cada año, en latín, por no perder la costumbre.

La frase para propiciar la reflexión y un posible cambio de perspectiva en nuestras cotidianidades, sobre todo en los tiempos que corren es, esta vez, de Katherine Tingley:

«Fear nothing, for every renewed effort raises all former failures into lessons, all sins into experience».


(No temas a nada, puesto que cada renovado esfuerzo eleva todos los fallos previos a lecciones, todos los pecados a experiencias)

Para mí viene a significar que dejemos de lado —cada cual en la medida de sus posibilidades— tanto esos miedos que nos limitan como los arrepentimientos que nos atrapan en la neurosis... y nos decidamos a dar pasos al frente. Eso sí, debemos ser también capaces de asumir, después de toda acción, el aprender de cada decisión sea cual sea el resultado. E intentar mejorar para evitar repetir errores. 

El diseño:

Este año no tocan las habituales ramitas de acebo y/o de muérdago. Este año, granadas. No sé, por cambiar.

Y también, hay que decirlo todo, porque llevaba un tiempo necesitando un giro hacia lo mediterráneo. Y el granado, con sus frutas otoño-invernales, me ha parecido el más adecuado

Porque, recapacitemos: el cristianismo sitúa la Natividad en Belén e incluso las tres grandes religiones monoteístas provienen de Oriente Medio y su primer impacto es alrededor del Mare Nostrum

El cristianismo, además, tiene también a esta fruta en alta consideración, ya que interpreta que simboliza al mundo e incluso hay algunas Vírgenes que la utilizan como emblemamuchas celebradas en el suroeste de España por no hablar de célebres obras de la pintura del Renacimiento como las de Fra Angelico, Sandro Botticellien que la granada aparece en las manos del Niño—, o la que se considera la primera obra de juventud de Leonardo.


Pero no se debe olvidar que la granada, como símbolo religioso, es previa al cristianismo en el Mediterráneo y eso conecta con nuestros deseos de un feliz Año Nuevo, que trasciende la estricta Navidad.

Algunos capiteles de las columnas del Templo de Salomón, por ejemplo, estaban decorados con granadas, porque para los judíos simbolizaban la concordia y el equilibrio; los romanos la asociaban a Juno, diosa del matrimonio y la fecundidad, por lo que las novias romanas llevaban un tocado de ramas de este árbol. Y los griegosah!, los griegos. Se cuenta que el primer granado lo plantó Afrodita en la isla de Chipre; los sacerdotes de Atis se adornaban ritualmente las cabezas con sus ramas y uno de sus mitos más hermosos, el que explica la existencia de las estaciones en el año, también se relaciona con esta fruta: son unos granos de granada ingeridos por Kore los que la transmutan en Perséfone y la obligan a pasar unos meses al añofinales del otoño y el inviernoen en el inframundo, dominio de Hades, su esposo, mientras Deméter, su madre, se abandona y abandona el mundo vegetal que es el ámbito bajo su control. Cuando madre e hija vuelvan a reunirse cada año, Deméter volverá al júbilo y comenzará la primavera.

El encuentro como motivo de júbilo, el regreso al hogar como forma de resurrección y renacimiento. Ahora que lo pienso: después de todo, simbólicamente hablando, también a través de la granada y de esa Deméter mediterránea hemos vuelto al concepto más íntimo y familiar de la Navidad.

Un abrazo.

Ferdinandus, d.s. Finalizado bajo el signo de Sagitario, en su tercer decanato, del Anno Dominice Incarnationis de MMXXI.


jueves, 12 de agosto de 2021

Simplifica

 1. Un poco de historia, personal y del Arte

Cuando era adolescente tuve que estudiar dibujo técnico. Me resultaba tedioso. Utilizaba compás, tiralíneas, escuadra y cartabón… y tinta china negra Pelikan. Si me excedía al cargar el utensilio caía un goterón y estropeaba la lámina. Con poca tinta, si la raya era larga, no me llegaba y tenía que dejar el trazo para cargarlo de nuevo. Era difícil calibrar el grosor de la línea. Todo era geométrico: desde el trazo de polígonos regulares a los planos con frentes, alzados y perfiles de diferentes piezas. Y normas DIN o UNE. En aquel desastre, eso sí, aprendí cómo raspar el papel para corregir errores de entintado.

Tardé muchos años en encontrar la belleza que tenía todo aquello. Un día me emocioné con los diseños arquitectónicos de las fachadas o las tracerías góticas. 

 

Otro descubrí, asombrado, la relación del Arte con las matemáticas a través del Número Aureo o  la Secuencia de Fibonacci y que la belleza de un diseño geométrico podía ser extraordinaria. De hecho, durante siglos, se consideró a Dios como geómetra o como relojero.

Leonardo da Vinci. Caracola.

Mucho más tarde, la obra de Gaudí me llevó al arco catenario y me decepcionó saber que, aunque su trazado era muy similar al de una parábola, no era exactamente esta curva y que era imposible su dibujo con regla y compás. 

Sin contar, claro está, con las maravillosas estéticas del inmenso mundo del diseño industrial. El enfrentamiento entre los Academicistas y Filippo T. Marinetti cuando este defendía que un automóvil de carreras era más bello que la “Victoria de Samotracia” dejaba de tener sentido.

De alguna forma, empecé a ver que lo “técnico” y lo “artístico” no sólo no se oponían, sino que se complementaban maravillosamente*. Y así hasta hoy.

2. Vayamos al trabajo de ahora mismo.

2.1. Materiales básicos: El papel es un “Aquari Paper” para acuarela de Sastres Paperers, de 20 x 20 cm. y 270 gr. hecho a mano con un 70% de algodón y un 30% de lino; el color es el “Azul Cobalto” nº 486 de las acuarelas Schmincke Horadam.

2.2. La idea: Siguiendo con la lógica anterior, éste ha sido un nuevo intento de aunar lo lineal y lo artístico: la acuarela, la plumilla y el pincel con las plantillas de curvas y el tiralíneas. Con problemas, por supuesto: mi tiralíneas es bastante viejo y el trazo ya no es suave; la acuarela cambia de densidad en función de su liquidez y un papel con buena absorvencia y ligeramente granulado no es precisamente el satinado que se usa en delineación. El uso de plantillas de curvas, por su parte, tampoco es una ciencia exacta. Pero ha sido interesante y divertido.

2.3. Sobre la decoración final. Podía haberme limitado a la “S”, enmarcada en un cuadrado, en el centro, pero quería completar la palabra de marras, así que me tocaba incluirla en un cuadrado mayor. Y dado ese horror al vacía tan medieval y tan mío, para acabar de rellenar el conjunto, y como contrapeso a tanto tecnicismo, me decidí por una especie de cardos inspirados en la obra de uno de mis ilustradores predilectos: Apel·les Mestres (1854-1936).


Como colofón: También podía haber dejado las cosas como estaban y limitarme cromáticamente  a ese azul que tanto me gusta, pero no; tras consultar la posibilidad de introducir algún punto dorado se me animó y… voilà: la imagen decorada con puntos a base de pan de oro. 


Va en gustos. Yo aún estoy indeciso. Pero adjunto ambas imágenes para que puedan compararse. Acepto comentarios y criticas. 

Anecdotario: como estrategia emocional, esta caligrafía ha sido una excusa. Como suena. Había comenzado una especie de “trabajo en cascada” cuyo final —o principio— era una variante de escudo nobiliario en el que iba superponiendo cambios a medida que iba acumulando información. Hasta que colapsé. Entonces, para salir de la ciénaga, se me ocurrió procastinar con una “S” que tenía en reserva desde hacía tiempo. Coincidía, además, con ese mensaje absurdo que quería darme condensado en una sola palabra: Simplifica. Toda una paradoja, dada mi tendencia a complicarlo todo y a dejarme dominar por el horror vacui. Por cierto: ahora vuelvo de nuevo a mi escudo nobiliario; no sé cuándo lo acabaré.

Ferdinandus, d.s. Finalizada con la Luna comenzando su cuarto creciente, durante el segundo decanato de Leo del Anno Dominice Incarnationis de MMXXI.


* Abundando en el tema: hace un par de días estuve viendo la exposición en las Reales Atarazanas (Drassanes Reials) de Barcelona sobre la obra de M. C. Escher. Merece la pena pasar a verla y comprar, de paso, el catálogo.




martes, 27 de julio de 2021

S para “Simplifica”

Las cadel —o cadeaux son un tipo de letra que trabajaron con maestría, sobre todo a partir del siglo XVI, Franz Joachim Brechtel, Jacques Delvaux, John Scottowe, Johann Hering o, ya en  el siglo XVIII, el español Torcuato Torío de la Riva. Con estilos muy diferentes, hay que señalar también.

Suelen ser letras profusamente decoradas con volutas y otros adornos que siempre me han atraído. 

Su origen puede ya observarse en 1434, en la firma de Jan Van Eyck que aparece en el famoso cuadro “Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa”



Algunas son de relativa sencillez, como las iniciales que aparecen en algunos textos de la Universidad de Basel


“J”, Basel, Universitätsbibliothek, AN II 3, f. 81v. 

o en los diseños de Joris Hoefnagel, el autor del maravilloso Mira calligraphiae monumenta.* 



Otras tienen una factura mucho más compleja, como las del citado Brechtel



o las de Paulus Frank 

Paulus Franck “W” from his 1601 book, 'Schatzkammer Allerhand Versalien Lateinisch vnnd Teutsch’


La afición a este tipo de iniciales llegaría hasta la Alemania de principios del siglo XX, como puede observarse en este billete de 1.000 marcos emitido en Berlín en 1910.



Y así llegamos a la S que nos ocupa, que descubrí por casualidad y de la que no tengo ninguna referencia sobre su autor u origen. 



Tenía alguna característica que me atrajo y la guardé para algún día trabajar con ella. Y en ello estoy. La he utilizado como inspiración —no como simple modelo— para dibujar una simple palabra: "Simplifica" (valga la redundancia).

Obviamente, aquí hay una paradoja ya que, si algo puede calificarse de poco simple es un letra de este tipo. Pero ya se sabe: a veces yo soy así de obtuso y contradictorio.




Y estos son los resultados, a nivel de bocetos. Por supuesto, si los comparamos, el original —según mi juicio— es mucho más atractivo, más limpio, más profesional. 

En mi defensa: han cumplido su cometido de hacerme pensar, enredar, replantearme, distraerme, relajarme… y finalmente, compartir. Juicios estéticos aparte, para mí es suficiente.


Ferdinandus, d.s. Finalizada con la luna nueva durante el segundo decanato de Cáncer del Anno Dominice Incarnationis de MMXXI.