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domingo, 8 de abril de 2012

Señor, concédenos ... / God, give us... II. El texto caligrafiado

Para V. G., de quien no sé nada desde septiembre de 2009.
Quien haya tenido un remordimiento que calmar, un recuerdo que evocar, un dolor que ahogar, una quimera que edificar, todos te han invocado, dios misterioso escondido en las fibras de la viña. ¡Qué grandes son los espectáculos del vino, iluminados por el sol interior! Qué verdadera y ardiente es esa segunda juventud que el hombre saca de él! Mas, ¡cuán temibles también sus fulminantes voluptuosidades y sus enervantes encantamientos!
          Charles Baudelaire: “El vino”, apéndice final de Los paraísos artificiales.
Tuve una vez una amiga que un día me confesó que era alcohólica. Un tiempo después volvió a California y perdimos el contacto; hace un par de años pudo localizarme y continuamos la relación vía e-mail durante un breve espacio de tiempo; luego se perdió de nuevo. 
De ella aprendí, sobre todo, tres cosas:
  1. Que por mucho que me empeñara, jamás entendería su infierno personal, porque no era como ella. Pero que estaba bien que me empeñara.
  2. El valor de la amistad de sus iguales, de los que yo no formaba parte. Pertenecía a Alcohólicos Anónimos y me emocionó conocer la historia de la institución y sus propuestas de sanación. Fue en una de las lecturas sobre el grupo donde encontré, por primera vez, esta frase, que ellos hicieron su lema (de ahí las dos A que he caligrafiado en rojo tras el nombre del autor).
  3. La importancia de la virtud de la moderación. El alcohol podía pasar de ser un buen compañero de viaje a convertirse en el peor de los enemigos. Sólo la sensatez permite seguir disfrutando de los placeres del vino. La lectura de Baudelaire, no hace falta decirlo, tomó un nuevo sentido tras conocer su drama personal.
Aparte de su relación con AA, la frase tiene un significado general profundo y me la he citado a mí mismo en múltiples ocasiones a lo largo de casi treinta años; tanto, que me he permitido, con todos los respetos, modificar su forma austera, intentando potenciar su contenido.
En estas últimas semanas, como ejercicio de reflexión y serenidad, la he caligrafiado.
Ferdinandus, d.s.




Señor, concédenos ... / God, give us... I. La capitular terminada

Hoy, Domingo de Resurrección, día de Pascua, he terminado mi trabajo.
Finalmente, la "S" capitular, tras algunas modificaciones, está formada por una serpiente que rodea un árbol de frutos dorados, en alusión al Árbol de la ciencia del bien y del mal y al concepto de Tentación, que se remarca por las uvas como camino para conseguir el éxtasis o la perdición.
Hay, sin embargo, algunas contradicciones claras: por ejemplo, el árbol aparece ya podado: es, por tanto, el árbol de un paraíso humanizado, artificial. Alrededor del tronco hay, además, un pergamino que sugiere la existencia de la escritura como forma de magia... pero no puede leerse nada (¿no hay nada escrito? ¿o es que nos es imposible verlo?). Arriba las hojas y los frutos; abajo raíces y semillas.
He jugado también con ciertas formas de simetría complementarias —arriba-abajo, izquierda-derecha, dentro-fuera ....—tanto con formas como con colores ¿un guiño a la idea de la rueda, de lo dinámico, del yin y el yang?
No siempre hay respuestas lógicas para lo que se intuye y se elige emocionalmente.


lunes, 27 de febrero de 2012

Oración de la Serenidad. Boceto de la “S” capitular

Lo de la caligrafía “slow” iba en serio. Trabajo realmente sin prisa. 
Diseño, lo dejo reposar, cambio alguna cosa y vuelvo a mirarlo al cabo de unos días (reconozco que, en este deseo de lentitud, también influye que en mi trabajo ahora pase por una etapa de trajín, por lo que utilizo la caligrafía para relajarme).
Me gustaría que el resultado fuera hermoso, pero ahora estoy centrado en el proceso: no me preocupa tanto la meta como el camino. 
Estoy convencido de que se pierde mucho cuando se llega a un lugar sin haber disfrutado de los paisajes previos, no importa si ese lugar es la cima de una montaña, el altar de una catedral gótica, una comida, una relación personal o un sencillo trabajo caligráfico.
Ahora me planteo los colores. Quiero significar el Arbol de la Ciencia y la Serpiente del Paraíso, pero también el Yin y el Yang, el Cielo y la Tierra, el equilibrio. Incluso me planteo si utilizar una imitación de pan de oro que tengo guardado desde hace años para los frutos del árbol; pero es algo que nunca he hecho y no sé si finalmente correré el riesgo.
Seguiré poco a poco.

Ferdinandus, d.s.

lunes, 20 de febrero de 2012

Oración de la Serenidad. Primeros bocetos.

Voy a comenzar un nuevo trabajo. Se trata de los primeros párrafos de la Oración de la Serenidad, y he comenzado a hacer bocetos. El primero en el que estoy trabajando es en el de la “S” capitular y, dentro de ella, pensaba colocar un árbol con un pergamino enrollado al tronco. Empecé copiando de algunos elementos arquitectónicos que había fotografiado hace tiempo, pero finalmente decidí hacerme una plantilla. Ahí van algunas ideas. El modelo que utilizaré finalmente será el de la derecha. A la izquierda, el mismo a partir de la plantilla.