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viernes, 19 de julio de 2019

Consideraciones sobre el orden. Bocetos.

Hacía tiempo que no me dedicaba a estos menesteres. Falta de ganas, imagino, o de motivación. A finales de mayo me decidí a volver a las andadas con un intermedio de naturaleza en el Parque Nacional de Ordesa.
Había estado leyendo sobre las diferencias entre el orden y la organización y encontré una de esas frases potentes —en latín, para variar— que me pareció adecuada. Contradecía, en cambio, a otra frase, a otra idea, más sencilla, pero con la que me sentía mucho más a gusto. Así que decidí caligrafiarlas las dos juntas, dando más relieve, por supuesto, a la latina.
Los dos elementos icónicos con los que traje fueron una S capitular y uno de esos árboles a los que soy tan aficionado. 
La S mayúscula
Dado que la frase principal iba sobre el orden, me decidí por un diseño técnico, donde se combinara la iluminación con una base puramente geométrica.


Luego, añorando quizá esa manía mía de no dejar nada vacío —horror vacui se le llama y es frecuente en algunos momentos de la historia del arte— me entretuve ingeniando orlas cruzadas. 

El árbol
Igual que la S, también opté por un diseño geométrico y, siguiendo también mi costumbre, buscando números significativos en sus diferentes partes, pero añadiendo —como homenaje al desorden— hierbas y flores en su base. Además, rompiendo los márgenes previos, las dos raíces laterales se alargarían hasta prácticamente el final del papel.

Pensé incluso, en algún momento, en dejar la mitad izquierda simplemente abocetada.

Ferdinandus d.s. Publicado bajo el tercer decanato de Cáncer el decimonoveno día del mes de junio el Anno Dominice Incarnatinonis MMXIX.


domingo, 1 de abril de 2018

Un nuevo árbol familiar. El limonero que me pidió Andrea.

Éste es el resultado casi final del trabajo. Faltan todavía algún pequeño retoque y, sobre todo, los nombres la familia a la que va dedicado (por respeto a su intimidad).
Como novedad, he vuelto a trabajar con pergamino de cabra, lo que me ha supuesto bastantes quebraderos de cabeza con la acuarela, el gouache, el aplicador para el pan de oro, la tinta aplicada con plumilla y todo lo demás, ya que es muy fino, se ondula con la humedad y tiene limitaciones con las que aún no he aprendido a lidiar. Tendré que practicar más.
Respecto a los bocetos, como suele suceder, he introducido algunos cambios: la filacteria se ha alargado con adornos en sus dos extremos y, para la unión entre el tronco y la copa he utilizado tres ramas, en referencia no sólo a los miembros de la familia, sino porque deseaba representar una runa nórdica, concretamente la denominada “Algiz”, que remite, entre otras cosas, a la actitud de protección.

Para el fondo he utilizado el azul en degradado representando el anochecer, con puntos blancos en la zona superior, a imagen de las estrellas, y dorados en la inferior, en una especie de alegoría de las luciérnagas hembras, símbolos de la plenitud del verano. 
Como elemento de comunicación entre la tierra profunda —lo ctónico, representado por las raíces— y el cielo —hacia el que se eleva el limonero—, el manto de la tierra —lo telúrico— como un lugar poblado de hierba de donde despegan las citadas luciérnagas. 
Finalmente, una división temática y cromática separada por dos hojas y una orla de hojas y frutos del roble similar a la que cierra por la parte superior. 
Tras ella, el poema de la poetisa estadounidense Ella Wheeler Wilcox (1850-1919) que tanto le gusta a Andrea. Esta es su traducción:
Un barco navega hacia el Este
y otro hacia el Oeste,
impulsados por el mismo viento que sopla.
Es la posición de las velas,
y no los vientos,
lo que determina dónde se dirigen.
El formato es de 42 x 22 cm. aproximadamente.

Ferdinandus d.s. Publicado el Domingo de Resurrección, bajo el signo de Aries de 2018 A.D. y 2019 A.G.

sábado, 31 de marzo de 2018

Un nuevo árbol familiar (bocetos)

Ya es primavera. Ha comenzado el Año de Gracia, coincidente con el zodiacal. Es el momento de colgar alguna cosa nueva.
                              **********
Cada vez me distrae más hacer árboles familiares. En este caso, a partir de  una petición de mi hija Andrea. Ha sido un trabajo largo, con los primeros apuntes realizados justo al comienzo del invierno.
Y es que lo que más entretiene es pensarlo. Jugar con ideas, plantear soluciones. Como con la geometría de base, por ejemplo, en la que suelo trabajar con números y formas y sus posibles significados  y que, curiosamente, suele permanecer oculta en el resultado final. 
Por ejemplo, en la primera versión, en la que el tronco estaba formado por una de esas representaciones gráficas de una cadena de ADN, los números elementales eran el 1, el 2, el 5 y el 7 y las formas básicas el círculo y la elipse. 

En la versión definitiva, sin embargo, me decidí por el predominio de los números pares y elegí el 2, el 4 y el 6 junto con el 5, al tiempo que me centraba en el círculo como figura dominante. 

Curiosamente, una vez escaneado para publicar o modificado para realizar el original, aun siendo idénticas las relaciones, esos valores se ocultan. Por ejemplo: si se observa el boceto —en el original ni se percibe—, se ve claramente que la altura del árbol son 5 círculos, pero no puede saberse que el diámetro de ellos es de  4 cm. o que el radio del círculo de la copa es de 6 cm., con lo que la ésta completa nos remite al número 12, o que la altura total es de 20 cm. (resultado de duplicar el 10). 

El árbol, tras estudiar algunas posibilidades, lo eligió ella: sería un limonero con flores y frutos, aunque para las orlas y la decoración de la O capitular del poema usaríamos las hojas y los frutos del roble. El primero, luminoso, fresco y con un aroma profundo, alude al Mediterráneo; el segundo, al Atlántico. Dos mundos que han de coexistir con sus peculiaridades.

La copa formaría una copa —literalmente, valga la redundancia— y las raíces otra diferente, más plana y truncada a derecha e izquierda, formada por cuatro elementos que, en el centro, se irían entrelazando formando tres corazones, que en la obra final quedarían disimulados por las raíces secundarias. 
La copa del árbol, por cierto, no forma un semicírculo, sino que, siguiendo el diseño de una copa de vino, supera la línea del diámetro para estrecharse un poco formando la boca. Y se introdujo también un semicírculo más pequeño, en el centro, para dar cabida a una de las iniciales del logo superior. Ambas copas estarían dispuestas con el lado abierto hacia arriba.
Los nombres de la familia irían en la filacteria que rodearía el tronco.

En la parte inferior, bajo copa formada por las raíces y separado por una orla de hojas y frutos de roble, un fragmento del poema de Ella Wheeler Wilcox (1850-1919) que ya habíamos utilizado como frase básica en la rosa de los vientos que se llevó a Gent cuando fue a hacer su Erasmus. 

Ferdinandus d.s. Publicado el Sábado de Gloria, bajo el signo de Aries de 2018 A.D. y 2019 A.G.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Caligrafía mística: Sepher Yetzirá. 2


Soy incapaz de centrarme en una sola cosa —dicen que es importante para ser productivo, pero yo no puedo— y la prueba es este trabajo: empecé a realizar los primeros bocetos en agosto y lo he ido alternado con infinidad de cosas, esperando el momento en que he sentido que debía finalizarlo. 
Siendo el que cierra el año (oficial) no podía ser otra cosa que un árbol.

Diez Sephiroth de la nada y veintidós 
letras de fundamento: tres Madres 
Alef, Mem, Shin
siete Dobles 
Bet, Gimel, dálet, Caf, Pe, Resh, Tav
y doce Elementales 
He, Vav, Zain, Jet, Tet, Yod, lamed, Nun, Sámej, Aín, Tsade, Cuf


Ha empezado el nuevo año (astronómico, con el solsticio de invierno); y he elegido la kábala porque pone el acento en la relación del hombre con las letras, con su significado y con su forma. 

Y propone que es un camino adecuado para trascenderse.
Ferdinandus, d.s.
P.S. Como puede observarse, la tinta dorada y la acuarela roja no las he aplicado directamente sobre el papel, sino sobre una base. El papel me ha sorprendido de formas muy diferentes; es un papel fabricado a mano en el Molí Paperer de Capellades y, a pesar del poco gramage, ha aguantado muy bien la acuarela; en cambio, la superficie ha sido un incordio a la hora de trabajar con plumilla. La próxima vez que suba a ver el Museo —recomendado— preguntaré, ya que el error fue mío, al comprar papeles por su apariencia en vez de por la utilidad que quería darles.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Caligrafía mística: Sepher Yetzirá. 1


Por treinta y dos caminos misteriosos de sabiduría, Dios (...) ha trazado y creado su mundo, bajo tres formas, en la escritura, en el número y la palabra. Son diez números principales y veintidós letras fundamentales, de las cuales tres son principales, siete dobles y doce simples.
               Sefer Yetsirá, I, 1
En mi juventud me interesaron los fundamentos filosóficos de la kábala. Una afición compartida con uno de mis hermanos, que ahora me ha ayudado buscando el texto en hebreo. 
Iba encontrando rastros en lugares tan distantes como la obra de Borges, una novela de Meyrink que hace alusiones a la criatura que creara el rabino Loew de Praga o en la iconografía de los arcanos mayores de algún curioso Tarot de Marsella.
La base es sencilla y se desarrolló, sobre todo, en el medievo del sur de Europa  con textos tan importantes como el Sefer ha-Zohar (Libro del Esplendor, atribuido a Simón bar Jochai, un rabino del siglo II y en el que aparece una frase que ya caligrafié), o el citado Sefer Yetsirá (Libro de la Creación).

Según la filosofía cabalística, Dios habría creado dos mundos: uno formado por aquello que percibimos; el otro, por diez números y veintidós letras que, constantemente combinadas, explicarían y podrían modificar ese mundo material. Cada letra y número tendrían sus correspondencias en los elementos básico, las partes del cuerpo, los signos astrológicos, los días de la semana, los puntos cardinales 

De esta forma, dominar la palabra sería dominar el mundo, incluyendo los riesgos que eso comporta, tal y como relata la leyenda del Gólem. 

En este diseño he jugado combinando el círculo y el cuadrado con los números 3, 7 y 12 (parte del árbol y letras) y el 6. 
Ferdinandus, d.s.


miércoles, 18 de julio de 2012

As Above, So Below. Como arriba es abajo



La frase se atribuye a Hermes Trimegistro, el mítico sabio y esotérico que supuestamente inventó de la alquimia.
A mí me ha llegado, acompañando a un árbol de estética primitiva y de una cita sobre supuestas prácticas chamánicas, en un e-mail de un viejo amigo, Ramón R.


Tenía que hacer algunas pruebas, así que lo he tomado como referencia, he modificado el diseño —he suavizado y redondeado las ramas del árbol— he colocado la frase en un pergamino enrollado, caligrafiado el texto y ahora adjunto el resultado final (incluidos un par de errores que he corregido como he podido).
He usado un papel Canson (Mi Teintes) con algo de textura, y el texto y el árbol los he realizado con nogalina disuelta; el color rojo es acuarela líquida.
Ferdinandus, d.s.

domingo, 8 de abril de 2012

Señor, concédenos ... / God, give us... II. El texto caligrafiado

Para V. G., de quien no sé nada desde septiembre de 2009.
Quien haya tenido un remordimiento que calmar, un recuerdo que evocar, un dolor que ahogar, una quimera que edificar, todos te han invocado, dios misterioso escondido en las fibras de la viña. ¡Qué grandes son los espectáculos del vino, iluminados por el sol interior! Qué verdadera y ardiente es esa segunda juventud que el hombre saca de él! Mas, ¡cuán temibles también sus fulminantes voluptuosidades y sus enervantes encantamientos!
          Charles Baudelaire: “El vino”, apéndice final de Los paraísos artificiales.
Tuve una vez una amiga que un día me confesó que era alcohólica. Un tiempo después volvió a California y perdimos el contacto; hace un par de años pudo localizarme y continuamos la relación vía e-mail durante un breve espacio de tiempo; luego se perdió de nuevo. 
De ella aprendí, sobre todo, tres cosas:
  1. Que por mucho que me empeñara, jamás entendería su infierno personal, porque no era como ella. Pero que estaba bien que me empeñara.
  2. El valor de la amistad de sus iguales, de los que yo no formaba parte. Pertenecía a Alcohólicos Anónimos y me emocionó conocer la historia de la institución y sus propuestas de sanación. Fue en una de las lecturas sobre el grupo donde encontré, por primera vez, esta frase, que ellos hicieron su lema (de ahí las dos A que he caligrafiado en rojo tras el nombre del autor).
  3. La importancia de la virtud de la moderación. El alcohol podía pasar de ser un buen compañero de viaje a convertirse en el peor de los enemigos. Sólo la sensatez permite seguir disfrutando de los placeres del vino. La lectura de Baudelaire, no hace falta decirlo, tomó un nuevo sentido tras conocer su drama personal.
Aparte de su relación con AA, la frase tiene un significado general profundo y me la he citado a mí mismo en múltiples ocasiones a lo largo de casi treinta años; tanto, que me he permitido, con todos los respetos, modificar su forma austera, intentando potenciar su contenido.
En estas últimas semanas, como ejercicio de reflexión y serenidad, la he caligrafiado.
Ferdinandus, d.s.




Señor, concédenos ... / God, give us... I. La capitular terminada

Hoy, Domingo de Resurrección, día de Pascua, he terminado mi trabajo.
Finalmente, la "S" capitular, tras algunas modificaciones, está formada por una serpiente que rodea un árbol de frutos dorados, en alusión al Árbol de la ciencia del bien y del mal y al concepto de Tentación, que se remarca por las uvas como camino para conseguir el éxtasis o la perdición.
Hay, sin embargo, algunas contradicciones claras: por ejemplo, el árbol aparece ya podado: es, por tanto, el árbol de un paraíso humanizado, artificial. Alrededor del tronco hay, además, un pergamino que sugiere la existencia de la escritura como forma de magia... pero no puede leerse nada (¿no hay nada escrito? ¿o es que nos es imposible verlo?). Arriba las hojas y los frutos; abajo raíces y semillas.
He jugado también con ciertas formas de simetría complementarias —arriba-abajo, izquierda-derecha, dentro-fuera ....—tanto con formas como con colores ¿un guiño a la idea de la rueda, de lo dinámico, del yin y el yang?
No siempre hay respuestas lógicas para lo que se intuye y se elige emocionalmente.


lunes, 27 de febrero de 2012

Oración de la Serenidad. Boceto de la “S” capitular

Lo de la caligrafía “slow” iba en serio. Trabajo realmente sin prisa. 
Diseño, lo dejo reposar, cambio alguna cosa y vuelvo a mirarlo al cabo de unos días (reconozco que, en este deseo de lentitud, también influye que en mi trabajo ahora pase por una etapa de trajín, por lo que utilizo la caligrafía para relajarme).
Me gustaría que el resultado fuera hermoso, pero ahora estoy centrado en el proceso: no me preocupa tanto la meta como el camino. 
Estoy convencido de que se pierde mucho cuando se llega a un lugar sin haber disfrutado de los paisajes previos, no importa si ese lugar es la cima de una montaña, el altar de una catedral gótica, una comida, una relación personal o un sencillo trabajo caligráfico.
Ahora me planteo los colores. Quiero significar el Arbol de la Ciencia y la Serpiente del Paraíso, pero también el Yin y el Yang, el Cielo y la Tierra, el equilibrio. Incluso me planteo si utilizar una imitación de pan de oro que tengo guardado desde hace años para los frutos del árbol; pero es algo que nunca he hecho y no sé si finalmente correré el riesgo.
Seguiré poco a poco.

Ferdinandus, d.s.