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lunes, 19 de abril de 2021

Rosa de los Vientos familiar. Bocetos

 Hace unos años, cuando mi hija Andrea se fue de Erasmus a Gante, le hice una rosa de los vientos. Imagino que, en el fondo de mi corazón de padre, era una forma de desearle que estuviera siempre orientada. 

Este año, aprovechando la proximidad de la primavera, recuperé la idea, pero incluyendo a toda la familia y, por supuesto, a mí, que soy el que más desnortado anda.

A finales de febrero daté mis primeros apuntes para este trabajo. A largo de marzo, fui concluyendo los bocetos, como siempre, después de diversos cambios. 

Dado que el texto que la acompañaba, y la va a acompañar, va de barcos de vela, comencé por un barco y el monograma con las iniciales de nuestros apellidos, T, V y S. 

Mi barco predilecto era coca medieval (hay dos en Barcelona que me encantan, una en el Museo Marítimo y otra a los pies de la imagen de Nuestra Señora en la iglesia Santa María del Mar), pero no cuadraba con los versos del poema, que implican la posibilidad de giro en las velas. Recurrí entonces a una carraca por diversas razones, entre otras porque en la época decían que tenía mal comportamiento en las tormentas (como yo mismo, ja, ja, ja).

Más tarde descubrí entre mis fotos, por casualidad,  una interesante de un velero renacentista coronando uno de los tejados de la Grote Mark de Amberes… pero ya era tarde para cambiar el diseño. Hubiera podido ser un pequeño homenaje a mi esposa; lo dejo para otra ocasión.

Por cierto, en un principio, el monograma iría en el centro de la Rosa y el barco sustituyendo la N que significaba el Norte.

Después preparé el Sol y la Luna, sin muchas dudas, salvo que debía limitar la longitud de los rayos solares para que no desestabilizara demasiado la simetría. Aunque en el boceto el Sol está a la derecha, en el trabajo irá sobre el Este y la Luna sobre el Oeste, en Creciente, aunque su mirada le dé la espalda al Sol.

Por último, en un momento dado, pensé en aprovechar el pergamino, que es rectangular, y olvidarme de la primera idea, que era realizarlo con un formato cuadrado. De esta forma, incluiría nuestros nombres en una filacteria inferior.

Lo cual me llevó a nuevos cambios. Modifiqué ligeramente el monograma e introduje un nuevo elemento: un Grifo, animal mítico muy familiar al ser un cuento de los hermanos Grimm —El Pájaro Grifo— que leía de niño y que les he contado en innumerables ocasiones a mi hijo y mis hijas. 

Y un diseño vegetal que aprovecharía para "rellenar" huecos.


Sería este animal el que ocuparía el centro de la Rosa, pasando el monograma a ocupar el centro de la filacteria.


Ferdinandus, d.s. Finalizados durante el tercer decanato de Aries del Anno Dominice Incarnationis de MMXXI.


jueves, 27 de febrero de 2020

G de Godelieve en tonos azules 1. Bocetos

Después de acabar una R para mi sobrina Raquel me paré a pensar en cómo quedaría otra inicial, pero en ese tono que me apasiona, el azul cobalto. Y, como hacía tiempo que no hacía ninguna inicial para mi esposa, me propuse mi siguiente trabajo.
A partir de algunos alfabetos góticos, lo primero que hice fue diseñar una G que, siguiendo con mis hábitos, inscribí en un círculo. Tras diversos intentos, este fue el boceto con el que empecé a trabajar.

Bocetar la letra aislada tiene una ventaja: se escasea, se imprimen las copias que hagan falta y se trabaja con ellas a lápiz decorándolas de diversas maneras.

La “decoración” estaba clara desde antes de empezar, pero también hubo intentos fallidos, sobre todo por mi tendencia a recargarlo todo. Si alguien piensa que este diseño está recargado es porque, obviamente, no ha visto alguno de los anteriores. 


Ferdinandus, d.s. Finalizado en el primer decanato de Piscis, el vigésimo día del mes de febrero del Anno Dominice Incarnationis de MMXX.

viernes, 19 de julio de 2019

Consideraciones sobre el orden. Bocetos.

Hacía tiempo que no me dedicaba a estos menesteres. Falta de ganas, imagino, o de motivación. A finales de mayo me decidí a volver a las andadas con un intermedio de naturaleza en el Parque Nacional de Ordesa.
Había estado leyendo sobre las diferencias entre el orden y la organización y encontré una de esas frases potentes —en latín, para variar— que me pareció adecuada. Contradecía, en cambio, a otra frase, a otra idea, más sencilla, pero con la que me sentía mucho más a gusto. Así que decidí caligrafiarlas las dos juntas, dando más relieve, por supuesto, a la latina.
Los dos elementos icónicos con los que traje fueron una S capitular y uno de esos árboles a los que soy tan aficionado. 
La S mayúscula
Dado que la frase principal iba sobre el orden, me decidí por un diseño técnico, donde se combinara la iluminación con una base puramente geométrica.


Luego, añorando quizá esa manía mía de no dejar nada vacío —horror vacui se le llama y es frecuente en algunos momentos de la historia del arte— me entretuve ingeniando orlas cruzadas. 

El árbol
Igual que la S, también opté por un diseño geométrico y, siguiendo también mi costumbre, buscando números significativos en sus diferentes partes, pero añadiendo —como homenaje al desorden— hierbas y flores en su base. Además, rompiendo los márgenes previos, las dos raíces laterales se alargarían hasta prácticamente el final del papel.

Pensé incluso, en algún momento, en dejar la mitad izquierda simplemente abocetada.

Ferdinandus d.s. Publicado bajo el tercer decanato de Cáncer el decimonoveno día del mes de junio el Anno Dominice Incarnatinonis MMXIX.


martes, 4 de diciembre de 2018

Navidad de 2018: Preparando la felicitación familiar. Bocetos

Tras una práctica exhaustiva de inactividad cotidiana, y sin prisas, a mediados de octubre empecé a pensar en la felicitación navideña que solemos enviar, cada año, a familiares y amigos. 
Un apunte histórico: En 1875 Praga es la capital de Bohemia, integrada en el Imperio Austrohúngaro. Un día com hoy, un 4 de diciembre, nació en esa hermosa ciudad el poeta Rainer Maria von Rilke. 
A él le corresponde la autoría de la frase que proponemos, para meditar, este año (debidamente traducida, por supuesto).
A nivel de bocetos, el más trabajado ha sido la H capitular, para la que me he inspirado en una inicial de un antiguo manuscrito de la Universitätsbibliothek de Basel, a la que luego he añadido unas filacterias donde escribir nuestros deseos de felicidad para la navidad y el año nuevo.

Tras el primer boceto, al recolocarlo con el texto comprobé que debía hacer algunos cambios, así que un mes más tarde acababa el segundo y casi definitivo (al ponerla en “limpio” han vuelto a aparecer nuevas necesidades de cambios, nada es definitivo).

En cuanto a la orla bajo el texto, esta año hemos optado por dejar de lado los tradicionales y navideños acebos y muérdagos e ir a algo igualmente invernal, pero más nutritivo: alcachofas y naranjas, dos de nuestros placeres gastronómicos a lo largo de toda la estación que se aproxima. 

En la parte más inferior, como soporte visual y para compensar los márgenes, una orla sencilla que irá en tonos verdes y dorados.


Ferdinandus, d.s. Publicado bajo el segundo decanato de Sagitario, el cuarto día del mes de diciembre del Anno Dominice Incarnationis MMXVIII.

miércoles, 11 de julio de 2018

Bocetos de iniciales para un poema de Iribarren

Llevaba mucho tiempo sin hacer nada, pero nada, y con algún tema pendiente. Así que empecé por un poema que me encanta titulado “Un día bueno”.
La falta de práctica no sólo entorpece la mano; desestructura también el ánimo. Hice unos cuantos bocetos y no acabó de gustarme ninguno —éste tampoco, por supuesto— pero me dije aquello de “Hecho es mejor que perfecto” y me puse a ver qué salía. Y esto es lo que ha salido.

Originalmente la inicial E era diferente a las otras dos, pero finalmente, al reducirla, no lograba encajarla con el texto y, dejando los bocetos inconclusos, los guardé para desarrollarlos en otra ocasión. Incluidas las orlas, que también me acabaron sobrando.

En fin, que comenzaba inmerso una especie caos mental. 
Ferdinandus d.s. Publicado bajo el tercer decanato del signo de Cáncer, el undécimo día del mes de julio del Anno Dominice Incarnationis MMXVIII.


sábado, 31 de marzo de 2018

Un nuevo árbol familiar (bocetos)

Ya es primavera. Ha comenzado el Año de Gracia, coincidente con el zodiacal. Es el momento de colgar alguna cosa nueva.
                              **********
Cada vez me distrae más hacer árboles familiares. En este caso, a partir de  una petición de mi hija Andrea. Ha sido un trabajo largo, con los primeros apuntes realizados justo al comienzo del invierno.
Y es que lo que más entretiene es pensarlo. Jugar con ideas, plantear soluciones. Como con la geometría de base, por ejemplo, en la que suelo trabajar con números y formas y sus posibles significados  y que, curiosamente, suele permanecer oculta en el resultado final. 
Por ejemplo, en la primera versión, en la que el tronco estaba formado por una de esas representaciones gráficas de una cadena de ADN, los números elementales eran el 1, el 2, el 5 y el 7 y las formas básicas el círculo y la elipse. 

En la versión definitiva, sin embargo, me decidí por el predominio de los números pares y elegí el 2, el 4 y el 6 junto con el 5, al tiempo que me centraba en el círculo como figura dominante. 

Curiosamente, una vez escaneado para publicar o modificado para realizar el original, aun siendo idénticas las relaciones, esos valores se ocultan. Por ejemplo: si se observa el boceto —en el original ni se percibe—, se ve claramente que la altura del árbol son 5 círculos, pero no puede saberse que el diámetro de ellos es de  4 cm. o que el radio del círculo de la copa es de 6 cm., con lo que la ésta completa nos remite al número 12, o que la altura total es de 20 cm. (resultado de duplicar el 10). 

El árbol, tras estudiar algunas posibilidades, lo eligió ella: sería un limonero con flores y frutos, aunque para las orlas y la decoración de la O capitular del poema usaríamos las hojas y los frutos del roble. El primero, luminoso, fresco y con un aroma profundo, alude al Mediterráneo; el segundo, al Atlántico. Dos mundos que han de coexistir con sus peculiaridades.

La copa formaría una copa —literalmente, valga la redundancia— y las raíces otra diferente, más plana y truncada a derecha e izquierda, formada por cuatro elementos que, en el centro, se irían entrelazando formando tres corazones, que en la obra final quedarían disimulados por las raíces secundarias. 
La copa del árbol, por cierto, no forma un semicírculo, sino que, siguiendo el diseño de una copa de vino, supera la línea del diámetro para estrecharse un poco formando la boca. Y se introdujo también un semicírculo más pequeño, en el centro, para dar cabida a una de las iniciales del logo superior. Ambas copas estarían dispuestas con el lado abierto hacia arriba.
Los nombres de la familia irían en la filacteria que rodearía el tronco.

En la parte inferior, bajo copa formada por las raíces y separado por una orla de hojas y frutos de roble, un fragmento del poema de Ella Wheeler Wilcox (1850-1919) que ya habíamos utilizado como frase básica en la rosa de los vientos que se llevó a Gent cuando fue a hacer su Erasmus. 

Ferdinandus d.s. Publicado el Sábado de Gloria, bajo el signo de Aries de 2018 A.D. y 2019 A.G.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Felicitación familiar de Navidad. 2017. “Nada mejor que una mezcla de flaquezas”.

Nada mejor que una mezcla de flaquezas para atemperar la arrogancia humana. Ellas nos dan la lección justa para que no nos ensañemos con el prójimo, porque muy a menudo somos nosotros quienes merecemos el castigo. Cuando, iracundos, condenamos, nos llaman suavemente la atención y nos aconsejan dulzura en voz baja.


La frase me impactó en su momento; la había encontrado en el tercer volumen de la Trilogía de Salterton, de Robertson Davies, y la caligrafié, allá por abril de 2016 —http://ferdinandusscripsit.blogspot.com.es/search?q=flaquezas —, pero la inicial no me acabó de convencer nunca. Pensé que la frase se merecía otra más acorde. 

Luego, sin prisas, fui buscando la frase original, dado que la única referencia que daba Davies era “Halifax”. Y por fin lo encontré; supe así que éste era el título del marquesado que ostentaba el autor, cuyo nombre era Sir George Saville y que el texto citado se encontraba en la páginas 30-31 de su The Lady’s New-years Gift or Advice to a Daughter, publicado en 1688.
Hoy la repito, con nuestros mejores deseos para todos vosotros.

El original, ahora caligrafiado, dice así: 
Nothing softeneth the Arrogance of our Nature like a Mixture of some Frailties; it is by them we are best told that we must not strike too hard upon others, because we ourselves do so often deserve Blows: They pull our Rage by the Sleeve, and whisper Gentleness to us in our Censure, even when they are rightly applied.

No es, o al menos no lo parece, un mensaje navideño, pero pensamos que sí es un buen propósito para empezar un nuevo ciclo anual: elegir la humildad como ideal de comportamiento y la autocrítica sensata como método para ser un poco más empáticos con los demás. Tener el coraje de mirarnos a ese espejo que son los que nos rodean antes de arrojar la piedra o pronunciar la palabra hiriente. 


El comienzo, como es habitual, está escrito en latín y su significado —¿evidente?— es: 

La familia Torrijos - Van Schoor 
os desea una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo 
2018. 

Pues eso, muchísimas felicidades, a disfrutar en familia… y a ser un poco más humildes, que todo ayuda en esta vida.

En su nombre, 
Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Sagitario de 2017 A. D.

P.S.1. Para quienes tengáis tiempo y ganas de un poco de lectura, las reflexiones sobre esta frase, que escribí en su momento a continuación, se encuentran en: http://ferdinandusscripsit.blogspot.com.es/2016/04/de-la-humildad-como-virtud-reflexiones.html 

P.S.2. Ya no os aburro con datos técnicos; si alguien está interesado en algún material o proceso concreto del trabajo, quedo a su disposición en los comentarios del blog para darle respuesta. Señalar, eso sí, que los dorados conseguidos con el gouache de Schminke y la tinta de Winsor and Newton no se diferencian tanto como esperaba y que, al fotografiarlos, han perdido su brillo (es porque aún no sé iluminar, que conste).

sábado, 15 de abril de 2017

Mi prole y La Comunidad del Anillo. Bocetos.

Hace poco sucedió algo curioso: mis dos hijas volvieron a recordarme la saga de El Señor de los Anillos. No importa aquí cómo. El caso es que decidí entretenerme en hacer algo para sonreír por lo nuevo y rememorar lo viejo. Mi hijo no tardó en apuntarse, así que comencé a realizar tres trabajos con cosas comunes y diferentes. 
En común, por supuesto, los bocetos preliminares que formarían el corpus. En ellos destacan: Un doble ouroboros —un símbolo usado por alquimistas y masones, entre otros— a situar en la parte superior, bajo el arco que formarán las ramas del árbol doble. Me pareció lo ideal para expresar la unidad, el retorno, la dualidad. También lo elegí porque, como mito, se divulgó a partir de 1922 en la novela La serpiente Uróboros, que promovió su estudio y se ha considerado antecesora de la obra de Tolkien.
Como curiosidad, huí del típico diseño de serpiente circular mordiéndose la cola y preferí un reptil cercano evolutivamente a un ofidio pero ya con patas —una especie de antepasado del lagarto—. De otro lado, lo quise doble y, en lugar del círculo, elegí el símbolo del infinito.

He trabajado también con diferentes diseños del árbol doble —esto parece una oferta de dos por uno—, tanto para los troncos como para las ramas que formarán las columnas laterales y se unirán en el arco superior.


Las raíces del mismo, por cierto, podría ser un típico diseño celta, pero podemos encontrarlo también en algunas ilustraciones tradicionales del Este europeo.


Por último, utilicé el diseño en tengwar que me dieron mis hijas, que será el motivo central y trabajé también los tres logos que irán uno en cada trabajo.
Para finalizar, el esquema general, simétrico para variar.


Ferdinandus, d.s. bajo los signos de Acuario y Piscis

jueves, 2 de febrero de 2017

V de Violeta

Cada trabajo lleva su ritmo. El de éste ha sido largo y tranquilo. Está dedicado a una persona que ni es de la familia ni siquiera entra en el círculo de mis amistades, pero a la que, por azares de la vida, tengo mucho que agradecer. Espero dárselo algún día. 
Decidí hacer esta inicial a finales de julio, y los primeros días de agosto tenía mi primer boceto. La idea era realizarla en rojo brillante y añadir alguna flor. Pero no acababa de convencerme. 

A finales de ese mes había realizado una serie de variantes que, tras dejarlas reposar unos días, todavía me convencieron menos. 

Reposó durante meses, en una de las carpetas de “pendientes”, hasta que, a mediados de enero, decidí que ya había esperado suficiente y que era el momento de terminarla. Pero la nueva versión tampoco me llenaba, así que decidí olvidarme de modificaciones y empezar de nuevo.

Dos días después tenía el boceto definitivo, muy diferente a los anteriores y que, por fin, me parecía que podía decir aquello que quería transmitir. Y no con una flor, sino con las que hicieran faltas, todas ellas violetas, por supuesto.

Luego volvieron a surgir dudas pero, mientras realizaba otro trabajo, las fui solucionando.
El resultado final. 

Lo he realizado sobre pergamino, en un formato pequeño —16 x 11,5 cm. aproximadamente— y los colores, dado el soporte, han sido de gouache, excepto el blanco y el verde oscuro con el que he perfilado las volutas, que son tintas de Winsor  & Newton. Para el dorado he utilizado, por primera vez, una base de Instacoll de la casa Kolner, que, con pan de oro fino, da un brillo muy interesante sin necesidad de bruñirlo. Pero he de mejorar; no sabía que había que diluirlo un poco con agua destilada y el relieve dista todavía de ser todo lo homogéneo que yo deseo. 

Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Acuario (¡ya! cómo pasa el tiempo!)

sábado, 17 de diciembre de 2016

Felicitación familiar de Navidad. 2016

Era opinión de los aristotélicos que la Naturaleza aborrecía el vacío y, en la historia del arte, es fácil encontrar etapas en que diferentes oficiantes se empeñaron en rellenar cada hueco de sus obras, fueran éstas pinturas, manuscritos, decoraciones de muebles o el resultado de cualquier otra actividad artística. A esta afición se la ha relacionado, a lo largo de los siglos, con el Horror vacui
Hay, creo yo, cierta perversión en esta acción de rellenarlo todo. Una especie de caída a ese vacío que genera horror, una atracción hacia no sé qué abismos interiores mediante un acto que intenta externalizarlos. Es un miedo que he vivido a veces y que, en esta felicitación, me he lanzado a él de lleno. 
Dejando aparte disquisiciones, la cosa ha sido más sencilla: no estaba quedado mal la cosa, pero primero empezó a molestarme el rojo inmaculado, así que “orlé” con blanco —cuando hice la fotografía aún me quedaban un par de detalles—. Luego la cosa fue a peor: me molestaba un poco ese blanco del interlineado, así que tomé el palillero, cargué la plumilla y, tras unos tensos momentos, me decidí. 

Y ya está. Una vez empezado ya no hubo vuelta atrás; así que dale que te pego hasta llenarlo todo con esa especie de volutas a las que soy tan aficionado. Quizás fue para calmar los nervios de una tarde o quizás por simple distracción, aunque mi excusa preferida es el recuerdo de aquella afirmación que caligrafié una vez: “Haz cada día algo que temas”. Lo temía y sí, lo hice.

A nivel de materiales y procedimientos lo habitual, con la salvedad de utilizar un papel de 30 x 30 cm. 
Esta vez, como ya dije, no ha habido frase para la reflexión al principio. La razón es que quería adjuntar un par de historias cortas que me parecieron significativas cuando las conocí, dados los tiempos que corren. 
Por supuesto, próximamente en este blog.

Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Sagitario de 2016 A.D.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Felicitación familiar de la Navidad de 2016. Bocetos.

Siempre empiezo estas felicitaciones con tiempo. Esta vez ha sido a principios de noviembre. Luego las voy realizando poco a poco, sin prisas, dejando reposar el trabajo. Son frecuentes los cambios durante su elaboración, incluso en su fase inicial de bocetos. 

A veces, esos cambios mejoran el aspecto inicial; otras, acabo con la sensación de que en algún momento continué cuando debía haber parado. Justo como en cualquier otra faceta de la vida.

Este año decidí un cambio importante: no habría una frase inicial sobre la que reflexionar. Sólo un “Feliz Navidad” —en latín, “Natale Hilare”— y, como concesión, un deseo de un próspero 2017. Tuve mis razones.

La iniciales son variantes de una tipografía moderna, la Alte Schwabacher de Dieter Steffmann. 
Últimamente me atrae mucho trabajar con filacterias, así que aquí las he utilizado con profusión para enmarcar el texto: “Domus Torrijos & Van Schoor desiderat vobis “ y “et Annum Faustum 2017” —La casa / familia Torrijos y Van Schoor os desean” y “y un próspero año 2017”.

Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Sagitario

jueves, 1 de diciembre de 2016

Bienvenida para Martina Llambrich i Cumplí

Cada trabajo lleva su ritmo, en el que se entrecruzan detalles, sucesos, viajes, sorpresas. Este ha quedado en el aire durante algún tiempo, pero finalmente lo he acabado.

He aprovechado para hacer prácticas con góticas elongadas, para volver a probar una de las tintas doradas que tengo —la Windsor & Newton Calligraphy Ink—, volver a las andadas con el pan de oro —poco a poco voy saliendo de la penuria—, y entretenerme, gratuitamente por cierto, con una orla inspirada en un fresco que vi hace poco en la iglesia de San Miguel de Gante —Gent Sint-Michielskerk—. 
Para el soporte también busqué algo especial: un papel artesano creo que de Ca l’Oliver con barbas a los cuatro lados y con un formato un tanto extraño —40 x 21  cm— que fue el que me permitió incluir la gratuita orla final.
Las razones ahora no importan, pero para encabezar la caligrafía elegí un texto del Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carroll. Concretamente un fragmento de su diálogo con el gato de Cheshire:
¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
-Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar - dijo el Gato.
-No me importa mucho el sitio... -dijo Alicia.
-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes - dijo el Gato.
- ... siempre que llegue a alguna parte - añadió Alicia como explicación.
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte - aseguró el Gato -, si caminas lo bastante!

Por supuesto, me tomé la molestia de buscarlo en inglés y copiar la versión original. 

El resto del texto, dada la tradición familiar, está en catalán y es simplemente un recordatorio de los nombres de padres y abuelos y unas simples palabras de bienvenida.
Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Sagitario del 2016 A.D.