martes, 30 de octubre de 2012

De compras en la Red


Uno de los problemas que afectan a los aficionados a la caligrafía en España —incluso a los que vivimos cerca de grandes ciudades— es la dificultad de encontrar materiales. 
Quizás seamos aún pocos y por eso no haya mercado. Sea como sea, cuesta trabajo encontrar plumillas y otros utensilios. 
En una ciudad como Barcelona, por ejemplo, no he sido capaz de encontrar una tienda de bellas artes donde adquirir un palillero de codo para practicar la letra copperplate y cuando, hace unos días, pude conseguir uno, fue en una tienda especializada en productos para estampación (era de la marca Speedball y tienen también toda la gama de plumillas).

Queda entonces Internet. Y a eso voy. Después de mucho tiempo de buscar encontré una página interesante y hoy me ha llegado el pedido. El catálogo es muy amplio y variado, y tiene desde palilleros a tintas artesanas pasando por todo tipo de plumillas. La información de cada producto, que acompaña a fotografías detalladas, es muy útil y los precios son correctos.
La página original está en alemán, pero puede optarse por la versión en inglés.
Aún no he tenido tiempo de probar nada, pero quería compartir la información. 
Se llama Kallipos y la versión inglesa de la página es: 
Y que no lo olvide. El lugar en Barcelona donde encontrar plumillas y otros materiales de la marca Speedball es:
Vostok Printing Shop
Portal Nou, 31 bajos 1ª. 08003 Barcelona
Ferdinandus, d.s.

domingo, 28 de octubre de 2012

Inicial G con pan de oro


Mi primer dorado deja que desear, soy consciente. Son gajes del aprendizaje. 

He intentado seguir algunos tutoriales, pero finalmente me he decantado por simplificar procesos e ir aprendiendo poco a poco y a mi ritmo y, sobre todo, evitar gastos que con mi nivel me parecían innecesarios (bruñidores de ágata, por ejemplo)

Para lograr el relieve, después de varios intentos fallidos con gesso —algún día alguien me enseñará y entenderé dónde me equivoqué— busqué soluciones alternativas y la que me gustó más fue el uso de un “gel de contorno” de los que se usan para tapar irregularidades en madera, vidrio, etc. Concretamente el Arte Deco Liner  extra duro de la casa Vallejo. Para extenderlo bien tuve que diluirlo ligeramente en agua y, dado que era blanco, le puse una gota de acuarela roja para poder marcar bien los contornos con el pincel.

El pan de oro es una imitación sencilla —sin marca— y he tenido problemas para que quedara medianamente liso y sin arrugas. 
Para fijarlo he utilizado mixtion al agua —también de la casa Vallejo— que tiene la ventaja de que no seca en mucho tiempo.

Como bruñidor tenía preparado un imán con una superficie redondeada y muy lisa, pero finalmente no lo he utilizado y me he limitado a presionar suavemente con los dedos sobre el papel de cocina que ponía sobre el pan de oro.
El papel era un apergaminado donde me ha costado trazar con plumilla y guache azul (en fotografía no sale exacto; es el 108a, Azul cobalto de la casa Pelikan).
Si alguien tiene ideas o consejos y tiene a bien compartirlos, le estaría muy agradecido. Soy consciente de cuánto necesito mejorar, y sé que la información es fundamental.
Ferdinandus, d.s.

sábado, 20 de octubre de 2012

Ensayos para una A en relieve


(Son sólo ensayos, así que las críticas constructivas serán bien recibidas)

Estoy preparando un trabajo y se me ocurrió volver a trabajar la inicial con relieve, pero no con uno, sino con dos e incluso tres.
Previamente ya había hecho unas cuantas cosas —una C sencilla, una P (donde mostré los utensilios que utilizo) y por último una M un poco más complicada—, pero después de ver unos grabados, me planteé hasta qué punto era posible hacer algo similar con bisturí —o un cúter— y cartulina de unos 130 gr. Y estos son los resultados.
Primero dibujé una letra A tipo uncial (en principio pensaba decorarla de un manera, pero finalmente he cambiado por completo de idea).

Después delimité los dos niveles de relieve que quería lograr y los dibujé por separado en dos cartulinas, 

que luego recorté con un bisturí de punta muy fina. Para los redondeles pequeños utilicé un sacabocados de guarnicionero. Y monté ambas cartulinas sobre un papel de cebolla naranja, para distinguir bien la silueta. 

Luego pasé los buriles. Por cierto, como es un ensayo he pegado las cartulinas simplemente con cello; en el trabajo definitivo irán encoladas y las prensaré antes de trabajar con el papel definitivo.
El resultado, en un papel de bocetar de 80 gr. y dos niveles de relieve fue éste.

Posteriormente decidí probar con tres niveles, así que recorté un contorno superior, 


volví a repetir del proceso

Y aquí el nuevo resultado, esta vez a tres niveles.

Personalmente me ha gustado más el primero; el segundo me resulta excesivamente barroco. Y además, el diseño definitivo lo he dibujado adornado con vigne blanche, con lo que quedaría demasiado recargado. 

Cuando lo vaya elaborando iré mostrando los resultados.

Qué he aprendido:
  1. Que trabajando con estos tamaños he de ser mucho más cuidadoso y esperar a que refresque el tiempo, porque utilizar el bisturí con el calor que ha hecho estos días no es aconsejable.
  2. Otro problema que he de resolver es el tipo de papel. Con uno de más gramaje seguramente el resultado será diferente, así que antes de la decisión definitiva tendré que hacer alguna prueba más.
  3. Utilizaré cartulinas de distintos colores para recortar cada nivel, de forma que se vea mucho mejor el trazado.
  4. He de practicar más con los buriles. Según el orden en que se apliquen el resultado varía. De momento, tengo la sensación de que es mejor comenzar con el más grueso e ir pasando después a perfilar con los más finos.
Ferdinandus, d.s.



martes, 9 de octubre de 2012

Páginas para disfrutar. 3


Ser autodidacta tiene bastantes inconvenientes, pero también algo muy positivo: nos tenemos que espabilar para buscar dónde aprender, cómo solucionar los problemas, quién está haciendo algo que puede interesarnos. 
Cuando se encuentra una alternativa, o una idea original, o una nueva forma de hacer las cosas, son momentos que merecen la pena.
A veces estas respuestas se encuentran en calígrafos de una calidad excepcional; otras en artesanos quizás menos sofisticados, pero con una pasión por la pedagogía encomiable. Personalmente, lo que más agradezco es cuando, más allá de la obra final, nos muestran el proceso y comentan cómo lo hicieron y qué materiales utilizaron. Algunos, incluso, si se les pregunta, tienen la deferencia de solucionar nuestras dudas amablemente a través del correo electrónico.
Hoy quiero compartir las páginas de cuatro de esos calígrafos que últimamente he visitado y que me han abierto nuevos horizontes.

  • Marcelo (Santiago de Chile)
Trabaja con técnicas variadas —lo último en su página es un trabajo sobre piedra— y destaca en dos aspectos que me entusiasman: el trazado en diversas tipografías y las orlas. Es, además, uno de esos profesionales asequibles y didácticos.

Oriol Miró (Barcelona)
Se perciben sus casi veinte años de experiencia en cualquiera de sus trabajos. En su web pueden admirarse alfabetos, cubiertas de libros, decoraciones de fachadas o facsímiles. Suele realizar talleres de diferentes temáticas. 

José C. Miguel (México, D.F.)
Su galería en Flikr se llama Galería de novato001 / La mejor foto aún no es tomada y, además de fotografías, tiene un apartado de caligrafía e iluminación interesante. Todavía no ha colgado mucha obra, pero merece la pena. En el blog explica cómo hace las cosas. 

Benoît Furet (Finisterre, France)
Un calígrafo con un estilo original y unos trabajos que me encantan. Ha “modernizado” y estilizado algunos motivos decorativos medievales y trabaja también con grabado, con resultados preciosistas. Una obra a consultar,  ya que abre perspectivas muy interesantes en caligrafía.
Espero que las disfrutéis tanto como yo.
Ferdinandus, d.s.

sábado, 6 de octubre de 2012

Un trabajo para mis padres: Los abuelos

A los padres siempre se les debe mucho. Este es un trabajo en que la pericia queda muy lejos del cariño.

Lo he tenido dando vueltas casi un año. Partía de un poema que encontré en una tienda de artesanía —titulado, precisamente, “Los abuelos”— y de unas fotografías que hice hace un par de años a una especie de roble en el Parque Nacional de Ordesa para utilizar como motivo en una orla. 

Una L capitular cadeaux tomada del extraordinario calígrafo del siglo XVI Vespasiano Amphiareo (y sin su maestría, claro está) parecía terminar el ejercicio, pero iba haciendo bocetos, dándole vueltas, y no acababa de gustarme. 

Después, mientras pasaban los meses, rehice el motivo de la orla, encontré otra L capitular más sencilla, y esbocé variantes del diseño original. 



Cuando ya estaba mas o menos claro, y con ese deseo de complicarme que me es tan propio, se me ocurrió aprovechar para hacer mi primer ejercicio de dorado con imitación de pan de oro. 


El resultado, lo reconozco, está entre lo lamentable y lo patético, y es que eso de ser autodidacta tiene algunos problemas de envergadura. Buscaré información, pediré ayuda y volveré a intentarlo.
Positivo: me he decidido a practicar con el pincel fino y le voy encontrando las posibilidades de las que había oído hablar.
Ahora sólo aguardo un viaje para ver a mis padres y llevárselo en nombre de su nieto y nietas. Y espero que no sean demasiado exigentes.

Ferdinandus, d.s.