lunes, 12 de octubre de 2015

El Árbol del Conocimiento. Versión 1.

No es la primera vez que trabajo con el tema del Árbol. Si Dios quiere, no será la última. Me he sentido siempre atraído por su simbolismo: sus formas, sus números, los primeros vestigios de ofidiolatría en la tradición judeo-cristiana, la génesis del dragón vinculado al conocimiento y la naturaleza recuperado después en el ciclo artúrico… El árbol, siempre recordado.
En el Génesis no se habla de uno, sino de dos: el del Conocimiento (עֵץ הַדַּעַת טוֹב וָרָע) ampliado a “del Bien y del Mal” y el de la Vida —éste último también presente en otros sistemas míticos—. Adán y Eva tenían prohibido comer del primero, ya que hacerlo les permitiría entender la existencia del segundo y, si comieran también de sus frutos, alcanzar también ellos la divinidad.
La historia siempre me ha parecido inquietante por varias razones: en mi juventud despertó mis primeras suspicacias frente a un Dios que jugaba con unas reglas que ni entendía ni compartía; después observando la persistencia de la defensa de la ignorancia como fuente de felicidad (creo recordar que era la secta de los nestorianos la que tenía como lema, para alcanzar la plenitud, el “ignota nulla cupido”, la ausencia de deseo de lo desconocido); finalmente, al entender ciertas inquinas de la religión contra la ciencia. 
Pero lo que siempre me atrajo más fue su idea de Utopía suprema: tras la expulsión de Adán y Eva, Yahvé no destruye el Paraíso: simplemente pone como guardianes a unos querubines para impedirles a ellos y sus descendientes que regresen, coman los frutos del Árbol de la Vida y se conviertan, de esa manera, en Dioses.

A nivel “técnico”, con esta primera versión tuve diversos problemas (no me acababa de gustar la forma de enroscarse la serpiente, metí la pata con el dorado de los frutos…). Tantos fueron que opté por tirarlo y hacer un trabajo nuevo. Pero me dije que no debía rendirme, que los errores están para aprender y que por ahogados, al río. 

Y a base de correcciones y chapuzas, he logrado un resultado más o menos —aunque más menos que más— decente. 

Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Libra
P.S. El tema del árbol, del que este trabajo es complementario, lo he tratado también, por ejemplo, en:  http://ferdinandusscripsit.blogspot.com.es/2012/02/oracion-de-la-serenidad-boceto-de-la-s.html 


2 comentarios:

  1. Entonces, ¿ésta que nos muestras es la versión que no te gustó? Una pena, después de tanto trabajo...
    El primer enlace que incluyes no parece correcto, o al menos lleva a una página no existente. De los otros trabajos, el que más me gusta es "As Above, So Below". Es más sencillo pero me parece expresivo.
    Espero para ver la nueva versión de tu Árbol del Conocimiento.

    Un saludo,
    Marta

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  2. No sería yo tan cortante, Marta. No es que no me gustara esta versión; es que, tras cometer algunos errores, acepté que podría mejorarla o, como mínimo intentarlo. Y como me gusta explicar las cosas tal y como han pasado, y no disimular lo que no toca, así lo escribí. Ahora bien, sobre gustos no hay disputas y a veces la segunda, o tercera versión "mejorada" de algo —sea lo que sea—, puede que no aguante tan bien el paso del tiempo y la autocrítica como la primera, que parecía ser el "patito feo".
    Respecto al enlace que no funciona: Es correcta tu crítica, pero no entiendo qué pasa. He clicando encima y efectivamente, me ha llevado a un mensaje de error, pero luego he ido al último enlace, que es la segunda parte, he retrocedido un post, he copiado la dirección electrónica y compruebo que es la misma. Es la siguiente:
    http://ferdinandusscripsit.blogspot.com.es/2012/12/caligrafia-mistica-sepher-yetzira-1.html
    Misterios de la informática.
    Gracias por tus comentarios, Marta. La versión 2 —que a saber si te gustará más o menos— espero que mañana esté ya disponible.

    Un saludo
    Fernando

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