martes, 6 de octubre de 2015

Soy del Sur. Reflexiones. 1. Gemeinschaft und Gelleschaft

Esto es, en estos momentos, más que una afirmación, un deseo. Porque ser, lo que se dice ser, creo que soy más del Norte. A pesar de que a veces me pese.
Pero vayamos por orden y hagamos algo de historia y un poco de reflexión. 
Gemeinschaft  y Gelleschaft: Difíciles de recordar, estas dos palabras alemanas se traducen como “comunidad” y “sociedad”. Pero desde 1887, año en que el sociólogo Ferdinand Tönnies escribió un libro titulado así, se convirtieron en términos antagónicos que representaban dos formas distintas de entender las relaciones sociales.
Simplificando mucho la teoría de Tönnies, la GemeinschaftComunidad— sería una forma de asociación en que el individuo se siente, ante todo, parte de un grupo. Éste orienta su vida, le provee de pautas morales y a su bienestar supedita sus decisiones personales: una familia tradicional podría servirnos de ejemplo positivo; en su aspecto negativo, la Mafia sería un buen referente. En este tipo de organización destacan las relaciones personales y es rica en expresión emocional. Sus aspectos más negativos tienen que ver con el amiguismo, la fijación de las desigualdades o la tendencia al inmovilismo, entre otras muchas. Quién eres está definido, en gran medida, por la filiación, y tu lugar social depende no sólo de quién eres, sino de a quién conoces.
La GelleschaftSociedad—, en cambio, sería una forma de asociación donde lo que cuenta es el individuo. Para que nos entendamos, forma el sustrato de algunas bases del liberalismo político, o del moderno Estado del Bienestar. Es más frecuente la movilidad social y se premian virtudes como el trabajo y el autocontrol. En el lado oscuro, un nivel más alto de soledad, la tendencia al perfeccionismo y el exceso de burocracia.
Y ahora, o reconozco, salimos del terreno de la ciencia para entrar en prototipos, lugares comunes e, incluso, prejuicios. Pero es que se trata de reflexionar, no de pontificar, y los ejemplo tienen eso: son limitados y generales. Así que, una vez advertidos, vamos allá.
Para los primeros lo importante son los lazos comunitarios; para los segundos, las normas y leyes consensuadas. En unos predominarán los sentimientos; en los otros, la racionalidad; aunque sin exclusivismos, obviamente.
En el fondo, todas las sociedades humanas combinan ambos conjuntos de características, pero en unas predominan las primeras y en otras las segundas.
Si generalizamos, aunque esto nos fuerce a perder matices, podríamos decir que la Comunidad — Gemeinschaft— predominaría en los países del Sur; en el Norte, en cambio, predominaría la Gelleschaft .
Es la primera aproximación a la dicotomía Norte/Sur. Al Norte —generalizado mucho, y como lugar común—  se encontrarían los países de base religiosa protestante, metódicos, respetuosos, silenciosos, frugales, generalmente desarrollados, con democracias consolidadas; el estado eficiente. Al Sur predominarían el catolicismo —ojo, como cultura, no forzosamente como sistema de creencias—, la alegría, el compadreo, los amigos, la casa abierta… pero también el amiguismo y las recomendaciones, el caciquismo, la ineficiencia. 
En el Norte, el tiempo es un bien escaso —“el tiempo es oro”—, la puntualidad una exigencia y la gente suele vivir estresada; en el Sur es la suma de momentos en que nos socializamos, la base para trabajar amistades, para relacionarse. Eso sí, no esperes, si quedas a una hora, que la gente llegue a tiempo. 
En el Norte los espacios más importantes son los privados —la casa, incluso el estudio donde se trabaja—; en el sur los públicos —el bar, la calle—. En el Norte los problemas son personales y, por extensión, del Estado. En el Sur, algo a compartir con familia, amigos y hasta vecinos. 
En el Norte primaría la introversión —aunque los norteamericanos hayan hecho del “cómo tener amigos” casi una obligación moral— y en el Sur la extroversión —aunque tengamos en nuestra historia místicos de la talla de Santa Teresa o San Juan de la Cruz o gente que toca la guitarra como Paco de Lucía—.
Son las diferencias de formas de vida —con sus pros y sus contras— que podemos encontrar entre un ciudad de Suecia y el Caribe, para que nos entendamos.
Dos aclaraciones finales: Una, como ya he comentado, Norte y Sur son sistemas de calificación genéricos relacionados con formas de socializarse, que no siempre se corresponden con latitudes geográficas ni a climas específicos, aunque haya ciertas coincidencias. Por ejemplo, Irlanda es un país más sureño que algunas regiones de España. O, en la Italia meridional, a los habitantes de Turín o Milán los consideran tan del Norte como a los alemanes.
Dos. El Norte y el Sur, como arquetipos, nunca aparecen de forma pura. Hasta en las sociedades más racionalistas existen las emociones —y funciona la publicidad— y en las más sentimentales se trabaja frecuentemente con elecciones racionales —excepto en política en tiempos de crisis— y, al menos en algunas personas, es normal un cierto grado de sensatez.
Ser del Norte, o ser del Sur es, por tanto, adscribirse —prioritariamente, insisto, no de forma exclusiva— a un sistema donde predomina lo que Tönnies denominaba la Gemeinschaft o a otro donde lo hace la Gelleschaft. Con sus ventajas y sus inconvenientes. Con sus beneficios y con sus riesgos. Y es, hasta cierto punto, una decisión personal, siendo la suma de la mayoría de esas decisiones la que conforme las relaciones sociales.
Por eso decía, al comienzo, que la afirmación de ser del Sur es, en mi caso, más la formulación de un deseo que una realidad. A pesar mis necesidades emocionales, que tengo como cualquier hijo de vecino, de mis deseos de ser del Sur —como esos alemanes que sueñan en venir a vivir, jubilados, a Mallorca o a Andalucía, y no sólo por las playas o el clima— he sido siempre poco sociable, puntual, introvertido —casi intimista—, dado a quedarme en casa y poco amigo de juergas.
Hay una visión más interesante en esta “confrontación”: la que adjudica al Norte la predominancia de la Libertad —entendida como, “a un mismo tiempo, deseo de que no nos opriman y deseo de no oprimir”, según el Profesor Bellavista— frente al Sur, en que predominaría el Amor. 
Pero de esto ya hablaré en la próxima entrada, dedicada a este curioso y entrañable personaje.

Ferdinandus, d.s. bajo el signo de Virgo.

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