jueves, 20 de marzo de 2014

Feliz Año Nuevo (de Gracia) con la D anterior

Estimadas y estimados familiares, amistades, allegados y gentes de buen vivir, ya sé que me repito, pero es que el tiempo es cíclico. 
Hoy, 20 de marzo, es el equinoccio de primavera, uno de los dos únicos días del año en que el día y la noche tienen la misma duración. A partir de ahora los días día serán progresivamente más largos hasta llegar al solsticio de verano, momento en que, a pesar de seguir siéndolo, la luz irá perdiendo terreno. En el equinoccio de otoño volverán a igualarse y, a partir de ahí, la oscuridad irá creciendo hasta culminar en el solsticio de invierno, en que se vivirá la noche más larga. 
Esa noche, nos cuentan los clásicos, nacieron grandes dioses; entre otros Mitra, Osiris, Krishna o el mismo Cristo. Diferentes religiones celebraban así el renacer de la luz. 
Este debería ser para los cristianos el comienzo del año, no en vano los hemos fechado durante siglos como A.D., Anno Domini o “Año del Señor”. Pero, azares que nos transitan, acabamos celebrándolo el 1 de enero, que es la fecha en que los romanos elegían sus cónsules. 
Pero no siempre ha sido así. En algunos reinos medievales el año comenzaba tal día que hoy. Y no a a las 12 de la noche, sino al mediodía. Fue el llamado Año de Gracia, que quedaba marcado en los documentos como A.G.
La explicación es sencilla: si había de conmemorarse la llegada de Cristo al mundo, ésta no acontece realmente cuando nace, sino cuando es se encarna, y ese milagro, a decir de los cristianos, se produjo nueve meses antes de su nacimiento, momento que coincide en el equinoccio de primavera. La hora exacta será la del Angelus, la de la Anunciación a María del Arcángel Gabriel.
Curiosamente, si miramos el calendario astrológico veremos que también comienza en esta fecha, inaugurado por el signo de Aries. 
Las consideraciones filosóficas de todo lo anterior no dejan de ser interesantes, pero ahora no vienen a cuento, así que me limito a desearos un buen comienzo de año... de Gracia, por supuesto.
Y para conmemorarlo me permito adjuntar un escrito del poeta brasileño Fernando Sabino, que mi amiga Amparo tuvo a bien compartir conmigo hace un tiempo, y que he estado caligrafiando en ratos libres estos días.
Por si no se entiende bien la letra —lo cual sería lamentable, pero posible— el poema dice así:
                 De todo, quedaron tres cosas: 
                 La certeza de que estaba siempre comenzando, 
                 la certeza de que había que seguir y 
                 la certeza de que sería interrumpido antes de terminar. 
                 Hacer de la interrupción un camino nuevo.
                 Hacer de la caída un paso de danza, 
                 del miedo una escalera, 
                 del sueño un puente, 
                de la búsqueda un encuentro.
                               Fernando Sabino, en O encontro marcado

En nombre de toda la familia, os reitero mis deseos de un Feliz Año Nuevo (D.G. por supuesto) lleno de venturas, aventuras y paz.


Ferdinandus, d.s.

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