El texto de De Crescenzo que leí en mi jubilación:
Mateo, 20. 1. 16. —anuncia el profesor—. Un padre de familia ofrece trabajo en una viña a algunos obreros. Algunos llegan a la hora primera, otros a la tercera, otros a la sexta. Los últimos llegan a la hora undécima, un poco antes de que se ponga el sol. Cuando anochece, el padre de familia entrega un sueldo a cada uno de ellos, lo mismo a quienes llegaron los primeros que a quienes lo hicieron en los últimos cinco minutos. ¿Qué quiere decir la parábola? Según el padre Ferruccio, el párroco de San Joaquín, el sueldo es el Paraíso, y el Paraíso es un premio que está al alcance de todos, incluso de aquellos que se arrepienten en los cinco últimos minutos. De acuerdo, pero alguien podría objetar: ¿cómo?, yo me levanto a las cinco de la mañana para ir a trabajar, tú, en cambio, llegas todo pimpante a las seis de la tarde y, luego, a la postre, ¿qué pasa? ¡Que nos dan el mismo sueldo a los dos! ¿Y esto se puede llamar Justicia? Pues sí señor, contesto yo, eso es hacer Justicia: porque la verdad es que el sueldo del dueño de la viña no es más que una moneda falsa, porque el Paraíso no existe, porque la auténtica recompensa es haber trabajado en la viña del Señor. El que ama obtiene enseguida su salario, porque sólo se puede conocer la belleza sutil del amor y de la amistad amando. Conviene ser buenos.
Luciano de Crescenzo: OI DIALOGOI. Los diálogos de Bellavista.
A nivel de materiales, técnicas o procesos, la verdad, ninguna novedad reseñable. Lo de siempre, esta vez sobre un papel granulado, ligeramente amarfilado y barbas a los cuatro lados de 30 x 30 cm. aproximadamente.
Aprovecho, eso sí, para recomendar encarecidamente tanto este texto como, del mismo autor y con el mismo personaje principal, Así habló Bellavista. Un par de libros para leer con calma, reflexionar debidamente y tomar conciencia de que el pensamiento realmente profundo no está reñido ni con el humor ni con el sentimiento poético.
Y aquí ando, agradecido por seguir trabajando en la Viña del Señor, acompañado, además, por tanta gente extraordinaria. Que, además, saben que conviene ser buenos.
Ferdinandus, d.s. en el tercer decanato de Leo del 2016 A. D.
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