martes, 16 de mayo de 2017

Para mis hijo e hijas: Rememorando “El Señor de los Anillos”

En 1937 J. R. R. Tolkien, profesor de anglosajón en Oxford, empezaba a escribir The Lord of the Rings. Nuestros conciudadanos de aquel momento, ajenos a las peripecias de la Tierra Media, se masacraban en una guerra fratricida. Y es que los mundos paralelos son incontables, y sus posibles relaciones, curiosas. Entre 1954 y 1955 se publicarían los tres volúmenes de la saga. Luego llegó la fama y la popularidad.

Yo la conocería más tarde. Me la había recomendado encarecidamente una amiga norteamericana y a finales de los setenta me hice con ella en la edición de Minotauro; después vendrían El hobbit y El Silmarilion. Durante años se movieron conmigo de un domicilio  otro, luego durmieron plácidamente en una estantería. Me hice mayor. 

A partir de 2001 se estrenaron las versiones cinematográficas de Peter Jackson. Lo recuerdo como una explosión; las adaptaciones previas habían pasado sin pena ni gloria, pero esta llegó para quedarse. Yo también había cambiado: era padre de un hijo y de dos hijas de 10, 8 y 6 años. Y Tolkien y la Comunidad del Anillo volvieron a entrar en casa; pero por la puerta grande.

Mis hijos también crecieron aunque, en su adolescencia, más de una vez repetimos juntos el visionado activo, llenando cada silencio con nuestros comentarios.

Como ya expliqué en el post sobre los bocetos —http://ferdinandusscripsit.blogspot.com.es/2017/04/mi-prole-y-la-comunidad-del-anillo.html  —, cuando mis hijos volvieron a la carga no puede resistirme. Y estos son los resultados. Como ellos: iguales… pero diferentes. 

En cuanto a las tipografías, he combinado letras y textos en tangwar —textos en negro, cada uno relacionado con cada uno de mis hijos, y los caracteres que aparecen en las cuatro esquinas—, en antiguo élfico —el texto en rojo se corresponde, con variantes, al del anillo que descubre Frodo y que consta en la página 77— e incluso caracteres Feänorianos —los que aparecen en el arco superior, una adaptación del que propio Tolkien dibujaría para ilustrar La Comunidad del Anillo —y que aparece en la página 433—.

Bajo este arco, que he decorado en la parte superior con hojas y en la inferior con tres hojas doradas, he sustituido la corona original por el ourobos doble, de los cuales uno es dorado y el otro lleva el color correspondiente a mi hijo o a cada una de mis hijas.

Flanqueando el arco, las iniciales de los otros dos hermanos. Flanqueando las raíces, nuestras iniciales, situadas en la misma posición para nuestras hijas, pero invertidas en el caso de nuestro hijo.
El resto de comentarios posibles forma parte del ámbito familiar.

Ferdinandus, d.s. bajo los signos de Aries y Tauro

2 comentarios:

  1. Gracias. No deje de escribir sobre sus papeles ni tampoco aquí. Su blog es una de las maravillas de la red. Gracias, de verdad.

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  2. Perdón por mi tardanza. No es mala educación; simplemente llevo unos meses un tanto aislado de todo este mundo y hasta ahora no había entrado. Muchísimas gracias por el comentario, y siento que lo haya hecho como "anónimo". Aunque no sepa quienes son, siempre me gusta pensar de una forma más personal en las personas que tienen la amabilidad de comunicarse conmigo y hacer comentarios a mis trabajos. Y por favor, esto no es una crítica; simplemente la expresión de un deseo, respetando, eso sí, la decisión de cada cual. Gracias de nuevo y espero que mis siguientes trabajos —espero no tardar mucho en ponerme de nuevo— le agraden.

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