sábado, 4 de febrero de 2012

Declaración de principios: Sin prisa (Slow Calligraphy)

Según cuentan, el movimiento Slow (“lento”) arranca en 1989 de la mano del periodista Carlo Petrini cuando descubre, en su Roma íntima, la apertura de un restaurante americano de comida rápida (fast food). Decide entonces que la cosa ya ha llegado demasiado lejos y empieza a predicar una nueva de filosofía de la alimentación —la slow food— que será la base de todo. 
La idea es sencilla: no sólo hay que comer más sano y productos más cercanos, sino, sobre todo, de forma más lenta, dándonos el tiempo de paladear y degustar pero, sobre todo, de compartir esa comida con quienes amamos.
Posteriormente otros seguidores aplicarán esta filosofía al diseño urbano, a la educación... e incluso al sexo. Acaba de montarse el movimiento “slow” —cuya imagen de marca es un caracol—, que impregna cada vez más ámbitos de la vida.
Yo tenía ideas generales sobre el tema, pero no supe que había llegado tan lejos hasta que, en 2005, leí el Elogio de la lentitud de Carl Honoré.
Tuve la suerte y el placer de entrevistarlo con motivo de la publicación de ese libro y del siguiente —Bajo presión— y en ese intermedio fui dándome cuenta de que lo mejor de esta filosofía era su sencillo sentido común. 
Así que fui tomando conciencia de que necesitaba ralentizarme más a menudo, ir más despacio con más frecuencia; ser capaz, al menos en determinados momentos, de darme el tiempo necesario para hacer simplemente lo que me apeteciera.
Y, en esta línea, ahora hace un par de meses, decidí retomar una vieja afición y volver a dedicarme, en algunos de mis ratos libres, a caligrafiar frases y textos, a iluminar mayúsculas, a escribir cartas. 
Explico todo esto para significar que, para mí, caligrafiar no es únicamente un hobby; forma parte de una filosofía a cuya teoría me adhiero y busco hacer de su práctica una parte de mi vida: la reivindicación de la lentitud. 
Sólo desde esta perspectiva entiendo las horas que paso decorando una orla, diseñando una capitular, pensando un motivo.
Bien pensado, “caligrafía sin prisa” no es más que una redundancia.
Ferdinandus, d.s.
Si piensas que puede interesarte el movimiento Slow:
Para empezar el paseo: 
http://movimientoslow.com/es/filosofia.html

Para leer con calma y meditando: 
Honoré, Carl (2005).— Elogio de la lentitud. Barcelona, RBA Libros.
Honoré, Carl (2008).— Bajo presión. Barcelona, RBA Libros.
(Carl Honoré no es tanto un ideólogo como un divulgador. Y lo hace realmente bien, así que recomiendo su lectura)
Las dos entrevistas a las que hago referencia fueron publicadas en la revista  Cuerpo Mente, números 157 (mayo de 2005) y 201 (febrero de 2009) respectivamente.

4 comentarios:

  1. Hola Ferdinandus. Veo que por fin escribiste sobre la absurda prisa a la que te referiste en un comentario de este blog. Muchas gracias por compartir los nombres de esos libros, los cuales espero conseguir acá en México.

    Te cuento que el domingo pasado, tratando de escribir una nota con pluma fuente, tuve que repetirla tres veces porque me equivocaba. Me acordé de esa absurda prisa que mencionabas, porque el error consistía en poner una letra de la siguiente palabra, cuando aún no terminaba en la que estaba. Qué zonzo.

    Aunque no debe ser justificante, este mundo nos trae a la carrera, y hay que aplicar la filosofía del movimiento slow si queremos disfrutar las cosas que hacemos. Tienes mucha razón.

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de ir deprisa, cierto, nos lo hemos de plantear. Respecto a lo de la pluma fuente, un día de estos comentaré algunas diferentes que tengo en casa desde hace tiempo y sin casi utilizar. Creo que son interesantísimas para practicar, pero, cuando disponga de algo más de tiempo —esto es un hobby y me dedico sólo a ratos— quiero volver a probar lo de afilar mis propios cálamos.

      Eliminar
  2. me gusta esto del slow... un libro aconsejable también Macmundo de Cayo Sastre.

    Hago letritas, pero he de asimilar esto de que caligrafiar sin prisa es redundante...no sé si lo vivo así, uhmmm...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, si haces letritas, como tú dices, no hay problema: antes o después acabarás asimilando que si no te tomas tu tiempo las cosas no funcionan. ¿Conoces aquel cuento zen en que un gato persigue incansablemente su sombra hasta que se percata de que si se despreocupa de ella, ésta lo sigue a todas partes? Gracias por la referencia del libro; me lo miraré con cariño.

      Eliminar