A veces, los esquemas se rompen. Es otra forma de aprender.
Hasta ahora los ejercicios que había realizado con nudos celtas eran variables de un esquema basado en líneas paralelas y perpendiculares que se cruzaban. Hacer “dibujos” podía convertirse en una especie de mantra repetitivo y relajan.
Esta semana no. He intentado reproducir, a partir de mi esquema previo, la decoración central del escrito dedicado a la iglesia de Notre Dame de Mailhat, y no ha habido manera. Nada coincidía. Es más, ni siquiera las zonas redondas eran circulares ni las rectas siempre paralelas, ni se cortaban entre ellas a 90º. Un caos. Hermoso y atractivo, ciertamente, pero caos. Al menos, aparentemente y para mí.
Para mí, los nudos celtas han estado siempre más cerca de la arquitectura que de la pintura, más próximos a la tipografía que a la caligrafía; han sido más dibujo técnico que artístico. Así que para reproducir éste he tenido que cambiar algunas ideas preconcebidas.
Al final, no he podido evitar algunos pequeños cambios para que se adaptara a mi mapa previo. No he pretendido mejorar nada, simplemente es que necesitaba —problemas de estructura mental rígida, imagino— que los trazos redondos fueran circulares. Y no he podido lograr que las rectas con la misma dirección fueran paralelas.
Ferdinandus, d.s.
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