lunes, 23 de noviembre de 2015

Un Curso de Milagros”. Reflexiones sobre la humildad (2) y la diligencia.

Familiares, amigas, compañeras de viaje; queridas y estimadas:
Hoy toca el femenino como genérico. Quedáis incluidos en él no sólo todas, sino también todos.
Hace unos meses os dedicaba y os enviaba una caligrafía —Gracias por tu presencia— en la que, además de agradeceros eso, vuestra presencia en mi vida, hacía una serie de reflexiones sobre la humildad como virtud.
Hoy, y también antes de hacer partícipes a otras compañeras de viaje un poco más lejanas vía redes sociales, quiero enviaros otra frase y otra reflexión al hilo de la anterior.
La frase es de Marianne Williamson y está relacionada con un libro, Un curso de milagros, que me regaló hace tiempo un buen amigo y que aún no he leído, quizás porque no es un libro de leer porque sí, sino cuando se siente que es el momento de acercarse a él.
El texto —esta variante de cursiva caligrafiada por mi no siempre es muy legible, lo reconozco— dice así: 
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es el hecho de que somos poderosos más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos atemoriza. Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, elegante, talentoso, extraordinario? Pero, en realidad, ¿Quién eres tú para no ser así? De hecho, eres hijo de Dios. Tu pequeñez no le sirve al mundo. Desmerecerse, para que los demás no se sientan inseguros a tu lado, en nada tiene que ver con la Iluminación. Todos estamos hechos para brillar, como brillan los niños. Nacemos para manifestar la gloria del Dios qué está en nuestro interior. Y no es que esté solamente en algunos; está en todos nosotros. Cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos a otros permiso para que brillen también. En la medida en que nos liberamos de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.”

Parece ser que defiende el orgullo, que no la soberbia, pero yo creo que profundiza en la virtud de la humildad. Y en esa otra virtud muy olvidada que es la diligencia, la opuesta al pecado de la pereza. Aunque, personalmente y aunque no sean sinónimos, prefiero la variante de acidia o acedía. 
A los más cercanos ya os he machacado alguna vez con el tema, así que no redundaré demasiado: en otras reflexiones sobre otra caligrafía, escribí al respecto: 
Al parecer, aunque la pobreza idiomática actual las considere sinónimas, algunos teólogos de la antigüedad diferenciaban la simple pereza de la acidia, un pecado mucho más grave. Afirmaban aquellos pensadores que Dios, en su complejo plan para el Mundo, nos habría concedido a cada persona unos dones concretos, acompañados del mandato de utilizarlos para nuestro desarrollo personal y el bienestar de nuestros semejantes. Ignorar o no utilizar esos dones, que era en lo que consistía este terrible pecado, era al tiempo un desprecio al Creador y un perjuicio para la comunidad, que se veía así privada de una piedra necesaria, y quién sabe si fundamental, para construir un mundo mejor, más justo y más solidario.
Con mis mejores deseos para todos vosotros. Que la vida nos sea propicia y rica en experiencias positivas. Y para conseguirlo, seamos humildes sin dejar de ser diligentes; atrevámonos a brillar, por poco que sea o nos lo parezca. Nos lo merecemos cada una de nosotras y se lo merecen quienes nos rodean. 
Para empezar, podemos intentar conocernos mejor, con el fin de aceptar y trabajar esos magníficos dones que tenemos.
Y reitero lo ya dicho, gracias por vuestra presencia, por vuestro ser y estar. 
Fernando

P.S. 1. El concepto de Dios, por favor, tómelo cada cual como mejor le parezca. Yo la hago desde el agnosticismo, otras lo haréis desde la fe. Es una opción personal.
P.S. 2. Por si alguna no recuerda o quiere rememorar: además del e-mail enviado en su momento, las referencias son las siguientes:


4 comentarios:

  1. Interesantes tus reflexiones sobre la acedía. Muchas veces nuestras capacidades (o dones) permanecen ocultas no sólo para los demás sino para nosotros mismos. Quién sabe de lo que seríamos capaces sólo con que nos lo propusieramos..

    Gracias y un saludo,
    Marta.

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    1. Perdón por la tardanza en responder. De verdad, ha sido por causas ajenas a mi voluntad. Y sí, seríamos capaces de hacer muchas cosas, pero, antes de proponérnoslo, Marta, creo que hay que realizar un trabajo previo realmente duro: aprender quienes y cómo somos. Descubrir nuestros dones, que no siempre coinciden con nuestros sueños o con lo que nuestros mayores o iguales nos hacen creer a menudo.
      Y reconozco que yo, que soy ya mayor, aún ando trabajando en descubrirlo; no sé si es porque es realmente difícil o porque yo no soy muy ducho en este tipo de investigaciones.
      Un abrazo
      Fernando

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  2. Hola Ferdinandus
    Mi enhorabuena por su esplendido blog.
    Soy profesor de secundaria y le he solicitado un trabajo a mis alumnos sobre nudos celtas y en un post de mi blog de aula he incluido algunas imágenes de este sitio, como ejemplo de buen hacer. Espero que no le importe... he indicado su procedencia para que mi alumnado pueda disfrutar de este lugar.
    Mi blog es: www.lafurgonetadefran.blogspot.com

    Reciba un cordial saludo
    Fran A.H. Alvarado

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    1. Disculpas, en primer lugar, por la tardanza en contestar. Problemas personales me han llevado a estar alejado de según que actividades de ocio. Encantado de poder servir para algo, para eso lo comparto. Por cierto, también yo soy profesor de secundaria, en mi caso de Sociales.

      Un cordial saludo
      Fernando

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