Uno no sabe qué busca, a veces, hasta que no lo encuentra. A mí suele pasarme. Es más, a veces, después de buscar inútilmente, sigo sin encontrar lo que no sabía que buscaba pero he encontrado, entre tanto, cosas inesperadas. Esa es una historia gráfica de una de esas búsquedas sin sentido.
Hace ya meses me descargué, de e-codices —siempre recomendada—, un par de páginas con iniciales que me resultaban extrañamente atractivas. Una era una A sobre la que ya realicé una variación —http://ferdinandusscripsit.blogspot.com.es/2014/03/variacion-sobre-una-capitular.html—. La otra era una S de un manuscrito alemán de meditaciones del siglo XVI conservado en Berna. (Solothurn, Zentralbibliothek, Cod. S 458, f. 89r. La referencia concreta de la página en el citado e-codices es:
En esta S, que me pareció sumamente original había, sin embargo, algo que me parecía incongruente: era más alta que ancha y las volutas mostraban, así mismo, una cierta tendencia a elongarse.
Así que me dispuse a ver cómo quedaría bien encuadrada. Eso era la última semana de marzo.
Una tarde de la que no guardo más memoria, pero en la que posiblemente necesitaba relajarme, se me ocurrió hacer otro esbozo pero complicando mucho más los trazos redondeados. Por probar. Ya era abril.
Una semana más tarde volvía a la carga, complicando todo todavía más. De hecho, la letra comenzaba a ser ya ilegible. Pero a mí no me importaba.
En mayo, en otro de esos momentos en que necesito coger un lápiz y un papel de esbozo para relajarme un rato sin más compromiso que dedicarme un tiempo a mí mismo, modifiqué una vez más la dichosa S.
Finales de junio. El final de curso siempre es estresante. Entretanto he hecho otras cosas, e incluso quiero obligarme a estrenar de una vez la cajita de acuarelas que hace tiempo que compré. Hago la última variación y cierro un capítulo demasiado largo.
(continuará)
Ferdinandus, d.s.
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