viernes, 5 de junio de 2020

A de Andrea en tonos verdes

Siempre hay cosas que se tienen claras desde el principio —aunque luego pueden cambiarse— y también están las dudosas. En ese caso, nuestra duda fue si utilizar un tono de verde o dos. Andrea y yo coincidíamos en el color adecuado, pero también veíamos interesante la combinación, así que finalmente nos decidimos por ambos. Los elegidos fueron las acuarelas Verde brillante nº 551 y Verde permanente nº 553 de Schmincke.
El papel utilizado —un día de estos, cuando se acabe, ya probaré otro— fue un Garzapapel para acuarela de 300 gr. de 20 x 20 cm y barbas a los cuatro lados. 

El dorado ha seguido dándome algunos problemas. Con ganas de lograr un buen volumen, primero apliqué la típica pasta de relieve de La Pajarita brillante pero, al secarse, se hundía en la zona central, a pesar de que le di dos capas.

Después, como base para dorar, he utilizado el Instacoll System Base de la casa Kölner, que me funciona muy bien sin otro producto posterior. 

Y hubo también un segundo problema con la pasta de relieve que no fue grave, pero cuyo resultado no era el que pretendía. Esta pasta me ha ido siempre muy bien mezclada con la tinta Escarlata de Winsor & Newton pero, al mezclarla con otros colores —la tinta Verde también de Winsor & Newton y los verdes 551 y 553 de las acuarelas Schmincke— el resultado fue un tono verde oscuro muy homogéneo, donde no se notaban las diferencias cromáticas de los colores originales.
Es lo que apliqué para resaltar las frutillas que esta vez, a diferencia de la G de Godelieve, no tenían ramitas que los unieran a los tallos de las hojas. 
Ferdinandus, d.s. Finalizado en el segundo decanato de Géminis del Anno Dominice Incarnationis de MMXX.

miércoles, 3 de junio de 2020

A de Andrea y C de Carla. Bocetos

En casa hay tres mujeres. Así que, tras la G de mi esposa —me gustó cómo quedó al final—  decidí repetir diseño —con variables, que hay que intentar cosas nuevas— con las iniciales de mis hijas: la A y la C.
Esta vez he de decir que he enredado un poco más a la hora de dibujarlas y la verdad es que el resultado me parece, en estos momentos, incierto. Siempre he dicho que cada obra, por pequeña que sea —un simple boceto, por ejemplo— tiene una vida propia que va emergiendo a medida que se realiza. En resumidas cuentas, que ahora que los veo no acabo todavía de entenderlos.

El esquema general sigue la misma pauta que la G: una inicial decorada con hojas y frutillas con una partición en la prolongación del peciolo y el ápice redondeado. Aunque en esta ocasión he establecido algunas variantes: si en la G de Godelieve las hojas tenían una forma astada, en la A de Andrea son acorazonadas. Y si la primera estaba inscrita en un cuadrado, esta lo está en un rectángulo.

Las hojas de la C de Carla, en cambio, son palmeadas y, aunque aparentemente está inscrita en un círculo en realidad lo está en un óvalo, aunque esté poco definido. 

Este diseño ha sido una elección intuitiva, intentando adivinar qué forma definía mejor a cada una desde mis sensaciones.
Ferdinandus, d.s. Realizado entre el tercer decanato de Tauro y el primer decanato de Géminis del Anno Dominice Incarnationis de MMXX.

viernes, 28 de febrero de 2020

G de Godelieve en tonos azules 2. La inicial

El papel utilizado ha sido, como es habitual, un Garzapapel para acuarela de 20 x 20 cm que, como siempre, me parece muy bonito pero en el que la plumilla fina se atranca que es un contento. Aunque hay alternativas.

Tras los primeros trazos —para horror de los puristas, prescindí de la plumilla que se atranca y utilicé un rotulador de gel de 0,38 mm de MUJI, que es mi preferido para escribir— fijé los límites del dorado, que en este caso han sido unos simples filetes laterales, los cubrí con una capa de pasta de relieve de La Pajarita y, cuando estuvo bien seca, le superpuse el Kölner Instacoll System Base

Una hora después, estaba listo para aplicar el pan de oro con un palillo de las orejas, ya que utilizando este producto no hace falta pulirlo después.

Luego los azules. Para la letra utilicé el gouache Azul cobalto Nº 512 de Talens mezclado previamente con pasta relieve satinada para darle un poco de volumen y brillo. Para las hojas usé la acuarela Schimincke Ultramar 443.

Los pequeños frutos, en un principio, había pensado en hacerlos granates, pero, tras consultar con la parte femenina de la familia, estuvimos de acuerdo en que sería mejor centrarse en la gama azul, así que busqué un tono más oscuro para diferenciarlos: la Calligraphy Ink  Azul oscuro de Winsor & Newton

Y, para finalizar, un toque con un puntito blanco en cada uno. Por cierto, me repito pero, para conseguir volumen… añadí a la tinta un poco de pasta relieve La Pajarita satinada.
Y esto es todo por ahora.
P.S. Tengo aquí que reconocer que, cuando finalicé la decoración con las hojas, estuve a punto de dejar la G tal cual y no añadir los frutos. Pero me pudo la curiosidad, ¿el resultado? Va en gustos.


Ferdinandus, d.s. Finalizado en el primer decanato de Piscis, el vigésimo séptimo día del mes de febrero del Anno Dominice Incarnationis de MMXX.

jueves, 27 de febrero de 2020

G de Godelieve en tonos azules 1. Bocetos

Después de acabar una R para mi sobrina Raquel me paré a pensar en cómo quedaría otra inicial, pero en ese tono que me apasiona, el azul cobalto. Y, como hacía tiempo que no hacía ninguna inicial para mi esposa, me propuse mi siguiente trabajo.
A partir de algunos alfabetos góticos, lo primero que hice fue diseñar una G que, siguiendo con mis hábitos, inscribí en un círculo. Tras diversos intentos, este fue el boceto con el que empecé a trabajar.

Bocetar la letra aislada tiene una ventaja: se escasea, se imprimen las copias que hagan falta y se trabaja con ellas a lápiz decorándolas de diversas maneras.

La “decoración” estaba clara desde antes de empezar, pero también hubo intentos fallidos, sobre todo por mi tendencia a recargarlo todo. Si alguien piensa que este diseño está recargado es porque, obviamente, no ha visto alguno de los anteriores. 


Ferdinandus, d.s. Finalizado en el primer decanato de Piscis, el vigésimo día del mes de febrero del Anno Dominice Incarnationis de MMXX.

viernes, 24 de enero de 2020

R de Raquel

Mi momento de reflexión preferido es la noche. Pero la noche noche, no esa noche aguada de antes de irme a dormir. Y prefiero las ideas autónomas, las que me asaltan,  más que las que voy a buscar. Me gusta sorprenderme de vez en cuando en alguna de esas innumerables veces que ando despierto aunque, he de reconocerlo, la mayoría se han perdido cuando intento recordarlas a la mañana siguiente.
Hace poco tuve una de ellas. Llevaba tiempo sin practicar caligrafía —a excepción de la cita obligada con la felicitación familiar navideña— e incluso me había planteado dejar aparcada la afición durante un tiempo porque me sentía un poco desganado y esa noche, de pronto, me vino una idea a la cabeza: hacer una inicial para mi sobrina Raquel, la hija mayor de mi hermano Carlos. Pienso en ella de vez en cuando, pero nunca había tenido la necesidad de decirle algo de esta manera; y ahora la tenía. 
Aunque soy de tardar, a la mañana siguiente estaba enredando, buscando ideas; y lo que a veces me ha costado semanas ahora iba apareciendo con una fluidez a la que no estoy acostumbrado y en poco tiempo tenía decidido cómo iba a ser. Y ha sido.
Pronto pergeñé el primer esbozo, aunque ahora, visto el final, creo que no tuve en cuenta un detalle: lo ejecuté como si se tratara de una capitular a utilizar acompañando un texto, así que no centré la inicial en el conjunto, sino que la situé más hacia la derecha. Una sandez, porque desde el principio la había asumido como una inicial independiente.

De ahí a los siguientes —ninguno es nunca es el definitivo, cuando comienzo a trabajar con el último vuelven a surgir cambios— fue cuestión de unos días y, poco después ya había elegido el papel (mi típico Garzapapel para acuarela de 300 gr. y 20x20 cm. con barbas a los cuatro lados), la gama cromática y todo lo demás.

Por cierto, un segundo problema apareció al disminuir el tamaño, ya que perdía detalles respecto al boceto original y además, al ser el papel tan grueso, no pude utilizar la mesa de luz para pasarlo a limpio.
Mis problemas con el dorado persisten, pero voy enredando. Para conseguir un poco más de volumen, esta vez, recurrí a la pasta de relieve La Pajarita diluida en agua caliente antes de aplicarla. 
Una vez bien seca, le añadí una capa de base de Kölner Instakoll y, una hora después, iba añadiendo el pan de oro. A ver cuándo consigo que me quede totalmente liso.


Luego acabé de perfilar los contornos.
Para el color, una combinación de acuarela Verde Permanente nº 553 de Schminke y gouache para caligrafía Goldpearl en tubo de la misma marca.
Para concluir, los pequeños frutos rojos que, como siempre, tienen volumen; lo consigo aplicando con pincel una mezcla de la pasta de relieve citada a la que añado la tinta Scarlet / Calligraphy Ink de Winsor & Newton, que me parece preciosa. De todas formas, siempre me apetece poner un puntito blanco en cada uno. Me parece que quedan mejor.

Por cierto, pensaba repasar con plumilla y engrosar un poco las “ramas”, pero, aceptando el consejo de mi hija, decidí dejarlo tal y como estaba; daba una mayor sensación de sutileza. En el texto/dedicatoria he dejado, así mismo, los tonos casi transparentes a veces.

Ferdinandus, d.s. Finalizado en el primer decanato de Acuario, el vigésimo tercer día del mes de enero del Anno Dominice Incarnationis de MMXX.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Felicitación familiar de Navidad, 2019

Aquí de nuevo. A contracorriente porque la Navidad, como tal, cada vez “se lleva” menos. En lo ético y en lo estético, que es más grave si cabe. Pero, dado mi agnosticismo confeso, tampoco quiero entrar aquí al trapo.
(Ha sido todo un poco confuso. Aquí, uno de los bocetos descartados)
El texto, esta vez, ha sido cosa mía. Una reflexión que me he hecho en más de una ocasión y que hoy comparto porque me he percatado de que quizás no sea el único afectado por las dolencias de la obcecación y la necedad. 


Por si no se entiende bien la puñetera letra, el texto reza así:
Sentirse feliz de vez en cuando no es difícil: Basta con cambiar de propósito y, en vez de lamentarnos por nuestras carencias, orientarnos al goce de lo que nos es accesible. E insistir, porque, demasiado a menudo, nos perderán tanto nuestra obcecación como nuestra necedad.
En cuanto a la forma: este año he intentado recargar la imagen un poco menos aunque, conociéndome, sabía de antemano que era tarea imposible. A nivel iconográfico he repetido el acebo —cariño que le tengo a esta planta— y, como curiosidad, en vez del muérdago he introducido el roble (alguna razón habrá). Materiales, los de siempre: la Winsor & Newton roja, las acuarelas Schmincke, algunos guaches de la Talens y el papel de acuarela de 300 gr. de Garzapapel, en el que siempre caigo y con el que tengo el problema de que las plumillas no corren demasiado bien en esa superficie rugosa que me encanta pero que me agobia.


Y las reflexiones, este año las dejo para cada cual, que ya somos todos mayorcitos y, con los tiempos que corren, vete tú a saber si cometo alguna incorrección política.
En cuanto a lo de sentirse feliz de vez en cuando, la verdad, yo voy a intentarlo en la medida de mis posibles. Allá vosotros. 
Que tengamos todos un buen año, que falta nos hace.


Ferdinandus, d.s. Finalizado en el tercer decanato de Sagitario, el decimoséptimo día del mes de diciembre del Anno Dominice Incarnationis de MMXIX.